Suscribete a
ABC Premium

Alejandro Sawa, el príncipe de la bohemia

gatos que FUERON TIGRES

En el Café de Fornos entraba como un rey destronado, con un aire teatral entre Byron y Lazarillo

Antonio Escohotado, el filósofo de guardia

Retrato de Alejandro Sawa ABC
Alfonso J. Ussía

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Le pegaban a la absenta. Mejor beber poco pero fuerte, que mucho y suave. Tampoco había dinero para el derroche y mucho menos para gastarlo en uno mismo. Si no pagaban para dormir, ¿cómo iban a pagar para beber? También fumaban en pipa, la de ... kif, precursores del taleguito de hasch que vendría después a llenar las calles de chinas y polen marroquí. Lo de la higiene estaba sobrevalorado. No se podía ser bohemio, artista, decadente o creativo sin ser sucio, tieso, descuidado y genial. Y de todo esto se llenó Madrid cuando la ciudad se petaba de burguesía y levitas, de cafés y toldos, de periódicos y cuartillas. En ese ambiente de coches de caballos y sombreros, de estiércol y corrales urbanos, de mentideros y rumores, de pérdida de colonias y derrotas universales, hubo un tipo que definía en sí mismo la bohemia, el príncipe de todos ellos: Alejandro Sawa.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia