Suscribete a
ABC Premium

Antonio Escohotado, el filósofo de guardia

Gatos que fueron tigres

Era un verdadero explorador de las ideas que hizo de la palabra escrita su laboratorio y su legado

Azorín, la calma de la prisa

Antonio Escohotado, en su casa VÍCTOR LERENA
Alfonso J. Ussía

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Nació en Madrid un 5 de julio de 1941. La sierra fue el paisaje que le hizo mirar alto, hacia arriba. Quizá, por ese motivo, Antonio pasaba de todo lo que no fuera estimulante, especialmente en lo relativo a lo intelectual. Su cuna fue irremediablemente ... culta, su bisabuelo, Vicente, participó en 'La Gloriosa' y su abuelo, del mismo nombre, fue pionero en Galapagar en el estudio de Leyes. Su padre, Román, ganó el Cavia, y por eso se entiende que los libros y la cultura fueran el recreo de un joven Antonio, que en 1946 dejaría España por Brasil para entender la importancia de la Pachamama en todo uso de razón. Pocos años después, con apenas diez años, Antonio escribía fragmentos de la Historia del Pensamiento Occidental, de Bertrand Russell. El mundo de Escohotado giraba dentro de sí mismo, entre dudas, porqués, e ¿y si nos? No se conformaba con saber. Debía escudriñar los conceptos para entender el significado de cada duda, de cada puerta nueva que se abría como un chorro de sabiduría que iba engullendo como un niño de la posguerra, hambriento del concepto, de la raíz de cada dilema.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia