La cajera que encumbró Gómez

Pero es sin duda su relación familiar con Valentín Gómez, a la sazón su suegro, presidente del PSOE en Torrejón, y concejal en la localidad prácticamente desde que se inició la democracia, el factor que mejor aclara su trayectoria política. Rollán se benefició de las discrepancias entre su suegro y el entonces primer edil torrejonense, Francisco García Lorca, para llegar a la alcaldía siendo muy joven.

El auge de Rollán fue tal que llegaron a un pacto familiar para no coincidir todos en el gobierno: ella hubiera sido primera edil, su suegro presidente del partido en la localidad, y su marido, Valentín Gómez hijo, secretario del grupo de concejales socialistas en Torrejón. Por este motivo «trasladan» a este último a un puesto como cargo de confianza en el Ayuntamiento de Fuenlabrada.

Fuentes populares reconocen que durante su primera legislatura como alcaldesa (1999-2003) Rollán estaba dedicada en cuerpo y alma a recibir a los vecinos. Sin embargo, en la segunda (2003-2007), la cosa cambió. En esa época parece que dejó la «calle» y empezó a moverse «mucho y muy bien» dentro del partido, «a hacer contactos y a dar el salto hacia otras responsabilidades», indican.

Esta actitud, sin embargo, no era por «ambición política», matiza Francisco Rojas, ex concejal socialista de Urbanismo y también condenado por prevaricación en la misma sentencia. «Torrejón es una ciudad importante, y ser alcalde te confiere automáticamente un peso específico dentro del partido en Madrid», aclara este hombre, con quien ha formado equipo de gobierno durante varios años.

«Creo que ella se ha ido encontrando con la posibilidad de ir asumiendo puestos en la organización territorial», añade Rojas. «Jamás vislumbré en ella la ambición de ser un cargo importante. Creo más bien que ella ha ido aceptado propuestas», concluye.

Es verdad que en aquella época se convirtió en la política de «moda». Mujer, joven, alcaldesa de un gran municipio... Tenía todas las cartas a su favor para que incluso el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, fijase su atención en ella, llegando a acudir cuando todavía era jefe de la oposición a la inauguración de la nueva sede del PSOE en Torrejón.

Pese a todo, muchos en el partido todavía se preguntan a día de hoy qué necesidad tenía el flamante secretario general del PSM, que presumía de haber hecho «tabla rasa» con la antigua FSM, de «heredar» a la ex regidora torrejonera de la época de Rafael Simancas, cuando en 2007 la Fiscalía ya había detectado irregularidades en el municipio. Y cuando en aquel momento, además, Rollán también había perdido el consistorio de Torrejón, tras casi 27 años de feudo socialista. No parecían desde luego las mejores credenciales y, sin embargo, Gómez la escogió como su mano derecha. Ambos habían estrechado su relación durante la época en la que coincidieron como alcaldes.

En cuanto a su futuro político, su reciente condena por prevaricación la tendrá apartada durante ocho años de la posibilidad de ejercer cualquier cargo público. La duda está en si acabará abandonando su puesto como secretaria de Organización del partido en Madrid. Preguntado al respecto Francisco Rojas —también condenado por la misma sentencia—, este reconoció no estar en las mejores circunstancias para hablar de la continuidad en el cargo de su compañera, aunque le consta que Rollán está viviendo «en lo personal y en lo político una situación complicada». «La situación anímicamente no es la mejor, pero confiamos en que el Tribunal Supremo revoque la sentencia».

Pero existe otra posibilidad ahora que no tiene cargo dentro del comité ejecutivo de Torrejón de Ardoz, y que su puesto como secretaria de Organización de los socialistas madrileños pende de un hilo, para que vuelva a la política, y es que su suegro la «rescate». Eso sí, Rollán sabe que desde las primarias del pasado 3 de octubre, el grupo socialista en Torrejón está dividido en dos, y que ella se encuentra en el lado de los «perdedores». La ex regidora apoyó a Helvia Rosendo, secretaria general del PSOE en la localidad, frente al ganador José Vicente Espino, candidato en la localidad de la entonces ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez y, casualmente, delfín del ex concejal de urbanismo también condenado, Francisco Rojas.

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