Pancho Varona: «Me meto a cantar hasta en el cuarto de la plancha de una casa»

—Usted siempre buscando soluciones a los problemas.

—Yo pensé: ya que hay problemas para dar conciertos en salas, porque no lo están permitiendo, por qué no ir a actuar a las casas de la gente, a cualquier terraza, a cualquier patio, a cualquier ático o a cualquier cuarto de la plancha. Me meto a cantar hasta en un cuarto de la plancha. Fue decirlo en Twitter y empezó a recibir un aluvión de peticiones, de mensajes de gente diciendo que les hacía mucha ilusión… Y ya estamos cerrando los primeros conciertos. Nos adaptamos a las normas, y así la gente puede tener música en directo. Hay que inventarse una vida nueva cada día, porque cada día cambian las cosas. No he inventado nada en realidad, simplemente ofrezco algo diferente. Ahora mismo, en cuanto acabemos la entrevista, me voy a recoger un equipo de sonido que me cuesta mil euros, para llevarlo a las casas y poder cantar y que me oigan bien las cinco, las diez o las quince personas que me vean.

—¿Las peticiones son más de chalés que de pisos?

—Hay de todo. Tanto, que me están llegando peticiones de México (risas), y claro, eso no se puede. Unos de El Salvador están dispuestos a hacerlo «online». Los demás son gente de toda España con patio o con azotea o con nada de eso, pero con mucha ilusión. Yo estoy contestando a todo el mundo viendo cómo se puede hacer en cada caso.

—¿Cuánto cuesta un concierto de Pancho Varona en casa?

—No tenemos un precio fijo, nos adaptamos un poco a lo que la gente tenga y pueda. Es más importante cuadrar la fecha que el precio, porque de fechas estoy hasta arriba. La gente suele querer que sean en fin de semana, y claro eso ya está todo cogido y es dificilísimo. Con el precio siempre se puede llegar a un acuerdo, pero con la fecha a veces se complica. El otro día un señor me dijo por mail que no podía permitírselo, y me dio pena y le dije a mi mánager: «Venga, vamos a renegociarlo y vemos cómo se puede hacer, vamos a intentarlo». Yo estoy dispuesto a que la gente tenga su opción de escuchar a este humilde funcionario.

—¿Le piden repertorios concretos?

—A veces sí, cuando es para un cumpleaños y quieren que el cumpleañero escuche esta o aquella canción. O cuando es una boda, que normalmente piden «Noches de boda». Otros directamente me piden que les lleve un autógrafo de Sabina (risas).

—Usted vive en Madrid, pero si se lo piden de cualquier comunidad autónoma y se adapta al presupuesto, allá que va.

—Efectivamente. Si voy a una comunidad concreta intento encadenar varias actuaciones seguidas por allí.

—Y, según el lugar al que vaya, tendrá que estudiar su normativa.

—Claro, por supuesto. Eso es lo principal, saber dónde me meto, con quién y en qué condiciones. Estoy agendando conciertos para dentro de un mes, y espero que entonces la cosa esté mucho mejor. Estoy abrumado con la respuesta que está teniendo esto de «Pancho Va», y hay que prepararlo bien.

—Ah, ¿ese es el nombre de la gira?

—Me dio la idea una cadena de bares que hay en Montevideo, que se llama Pancho Va. Un pancho en Argentina y Uruguay es un perrito caliente. Me hice una foto delante de uno de ellos, que es como el cartel de la gira. Tú escribes a ruta52gira@gmail.com ¡y Pancho va!