Operación Canto del Pico: recuperar la abandonada finca vacacional de Franco

Su silueta aún impresiona si se observa desde la distancia, como el caserón de una película de terror en lo alto del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. De cerca, la cosa cambia. Catalogado como monumento histórico artístico, de estilo eclecticista con predominio neogótico , ahora no es más que una enorme paleta emborronada de grafitis, en riesgo de derrumbe y expoliado durante décadas. El embrollo administrativo y judicial que lo rodea, no obstante, no ha impedido la articulación de un frente común para tratar de resucitar el enclave, con la prioridad de que pase a titularidad pública pero sin cerrar la puerta a iniciativas privadas que sean viables.

La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Torrelodones mantienen conversaciones para armar un plan de actuación solvente, todavía en una fase muy embrionaria. Desde ambas administraciones detallan que la opción más viable en este momento es la permuta con el propietario –por definir–, aunque también se negocia con él para explorar otras alternativas. La compra del inmueble está de momento descartada , al igual que la expropiación, que sería el último recurso, según confirma la Dirección de Patrimonio. «Debemos dar un paso adelante», asegura el alcalde de la localidad, Alfredo García-Plata (Vecinos por Torrelodones), consciente de que el proceso requiere de paciencia y cautela.

A esta labor se sumaría el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, con el que también se ha contactado de cara a las posibles implicaciones a través de la Agenda Urbana 2030, concretamente en lo relativo a la mejora del medio ambiente y la preservación de valores culturales. «La voluntad es firme, pero ahora nos queda aunar los esfuerzos e intensificar el trabajo», añade García-Plata. La previsión de actuar en la Cuenca Alta del Manzanares y las posibles ayudas para potenciar el lugar abren una vía para la ansiada recuperación del Canto del Pico, aún sin concretar.

Su lamentable estado, precisamente, llevó a Patrimonio a tomar cartas en el asunto y actuar contra el propietario , José Antonio Oyamburu, que lo adquirió en 1988 para levantar un hotel. Como informó ABC, en junio de 2018 se lanzó un ultimátum y un año después este departamento resolvió imponer una multa de 1.000 euros, con la advertencia de que sería reiterada tantas veces como fuera necesario y de forma mensual hasta que la propiedad presentara un proyecto de conservación del inmueble.

La medida era la consecuencia última de una investigación que comenzó en 2017, tras percatarse la Dirección General de Patrimonio de que uno de los elementos protegidos que había en el interior del palacio, un sarcófago renacentista del siglo XVI, lucía en un hotel de Sevilla . El saqueo de todo cuando albergaba era una evidencia incontestable, pero el expediente sancionador remitía fundamentalmente a lo estipulado en la Ley de Patrimonio Histórico regional: «Los propietarios o poseedores de bienes del patrimonio de la Comunidad de Madrid tienen el deber genérico de conservarlos y custodiarlos». Si bien las advertencias y comunicaciones se sucedieron durante los últimos años, con instancias para la protección y conservación de la mansión, nunca hubo una respuesta satisfactoria.

El último expediente del área de Patrimonio concluyó que el Canto del Pico se encuentra en «malas condiciones de seguridad, estabilidad, salubridad y ornato como consecuencia de la falta de mantenimiento y vigilancia» . El deterioro es imparable, especialmente los aleros de madera de gran vuelo que recorren las cuatro fachadas del edificio, soportados por canes con decoración vegetal y figurada, originales del siglo XVII. También los techos de madera, apuntalados y casi perdidos tras varios incendios.

El expediente en curso, sin embargo, se paralizó. Fuentes de la Dirección General de Patrimonio explican a ABC que el dueño recurrió la multa, pero durante la tramitación se tuvo conocimiento de que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Collado Villalba abrió un procedimiento por la falta de conservación del palacio, Así, hasta que no haya una resolución en firme, el procedimiento ha quedado en suspenso.