Cae «el chileno» Luis Gabriel, un asesino fugado desde 2012 por matar a un joven en el centro de Madrid

Corría el 11 de octubre de 2009 cuando en el bar El Tres una veintena de personas caldeaban el ambiente entre tragos de bebidas alcohólicas. De pronto, alguien tiró la copa de otro cliente y este le pidió que se la pagara. Viendo el cariz que había tomado la discusión, el dueño «invitó» a los implicados a que se marcharan de su establecimiento, desatándose en la vía pública una violenta reyerta. El ahora detenido acuchilló primero en el abdomen a Aziz N., entonces de 30 años, dejándolo gravemente herido. Zacarías, amigo de la víctima, y otros de sus conocidos salieron tras el agresor, quien se escondió en un hostal cercano de la calle de Santa Isabel en el que se alojaba.

Al verlo entrar en el portal, Zacarías le esperó en la calle, lo que a la postre terminó por costarle la vida. Al salir, Luis Gabriel se enfrentó a su perseguidor y le apuñaló en el corazón –aunque los sanitarios consiguieron reanimarlo, finalmente falleció en el hospital Clínico– y huyó hasta el intercambiador de Moncloa, donde la Policía le dio caza con la ropa empapada de sangre. Ese día, portaba una documentación falsa bajo el nombre de Brian Escudero Castro Fuentes.

Pese a que fue condenado a 14 años de cárcel, Luis Gabriel consiguió escapar en 2012 encontrándose desde entonces en paradero desconocido. Pero lejos de alejarse del mundo criminal, el asesino de Zacarías se integró en una banda especializada en atracar joyerías, desarticulada ahora después de más de un año de investigación policial. Ha sido la Brigada provincial de Policía Judicial de Madrid la que ha llevado el peso de las pesquisas tras acreditar que detrás de dos asaltos, aparentemente ejecutados por autores diferentes, estaba la misma banda, liderada por una ecuatoriana de 39 años.

Tres de sus miembros fueron localizado en Madrid, otro en Terrasa (Barcelona) y el último, Luis Gabriel, en el aeropuerto de Toronto. A través de la Interpol, ha sido extraditado a España, donde ya vuelve a dormir entre rejas. Tres de sus compinches también han ingresado en prisión. En los registros practicados se han intervenido cuatro armas de fuego simuladas, 63 piezas de joyería, 15 teléfonos móviles, diversas tarjetas SIM y equipos de comunicación.