José Manuel García-Margallo: «Este Gobierno ha enfadado a la vez a Marruecos, Argelia y al Frente Polisario»
El eurodiputado del PP y ex ministro de Asuntos Exteriores dice que en España el «panorama es muy malo» y que cualquier solución pasa por recuperar el consenso de la Transición
Madrid
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Iniciar sesiónConversar con José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) sobre «la deriva actual de fragmentación, radicalización, polarización e ingobernabilidad» en la que se encuentra España, supone hacer un repaso por la historia de nuestro país desde el reinado de Isabel II y hasta nuestros días. ... También pinta un escenario algo descorazonador, sobre todo si el motivo para tener esta charla tiene que ver con la publicación de su último libro -'España en su laberinto' (Almuzara), que escribe al alimón con Fernando Eguidazu-, donde el que fuera ministro de Asuntos Exteriores con Mariano Rajoy, entre 2011 y 2016, analiza y detalla «todos los errores que se han cometido en España» y que han hecho que el legado de la Transición «esté en peligro».
-Para usted, el inicio de esta crisis comenzó cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno.
-Zapatero, que es un personaje muy peculiar, arranca en un prólogo al libro 'El nuevo socialismo' de Jordi Sevilla diciendo que en política no hay ideologías. Esta idea me impactó mucho porque las ideologías no son ideas lógicas, sino ideas que se lanzan a la mesa y se debaten. En ese terreno, en el relativismo de la ausencia de ideas lógicas, llega el Pacto de Tinell en 2003, que es donde se conjura con los separatistas catalanes para no pactar nada con el Partido Popular, ni en Cataluña ni en el resto de España.
-¿Dejó de haber consenso a partir de entonces?
-Se rompe el entendimiento fundamental entre los dos grandes partidos de centro y se alía con todas las minorías: agrupa a aquellos grupos identitarios que se han sentido amenazados, los grupos donde el yo se disuelve en nosotros. Y así se llega a los extremos.
-¿Qué extremos?
-El feminismo radical, el ecologismo rabioso, la alianza con las civilizaciones minoritarias como opuestas a la mayoritaria... Y el pacto con todos los nacionalismos periféricos, en virtud del cual el PSOE convierte a los territorios históricos en la muleta del partido socialista, a cambio de que esos partidos nacionalistas le apoyen en Madrid.
Alternancia de partidos
«El bipartidismo no es ni bueno ni malo, pero la historia demuestra que el multipartidismo no ha funcionado»
-¿Eso no es lo que pasa ahora?
-Sánchez retoma esto. El horizonte electoral que se plantea en su bloque es con lo que quede de Unidas Podemos, el espacio Chanel de Yolanda y todos los partidos separatistas de cualquier color: da igual que sea PNV que Bildu, Junts que Esquerra... lo importante es sumar y hacer una mayoría alternativa a lo que podría ser el PP. Eso es peligrosísimo. Es la disolución de España.
-¿Cree que en el plan de Sánchez también entraba cambiar la postura histórica de España sobre el Sahara occidental respecto a Marruecos?
-Eso es gravísimo. La prioridad número uno de España se llama Magreb, que es el norte de África. Hay un error que nadie me ha sabido explicar y fue el de invitar al secretario general del Frente Polisario para que se recuperase en España. Este Gobierno ha conseguido algo que no ha logrado ninguno desde Felipe V: enfadar al mismo tiempo a Marruecos, Argelia y al Frente Polisario. Y hemos conseguido otro record prodigioso: somos el único país de la UE que ha aumentado las importaciones de gas de Rusia.
Escenario electoral
«Lo que ocurre en España no es una maldición bíblica, viene de un error en la toma de decisiones»
-¿Esto le costará votos a Sánchez?
-Con política exterior no ganas unas elecciones, pero las puedes perder. Si los españoles interiorizan -como es verdad- que parte del coste de la factura viene por la política exterior con Argelia, por falta de política exterior con Francia, por la tozudez de no admitir que el gas y la nuclear son energías limpias que pueden ayudar a las renovables hasta que estén listas... si admiten que todo es por eso, claro que tiene que costar votos. Lo que ocurre no es una maldición bíblica, viene de un error en la toma de decisiones.
-La decisión no se consultó con los principales partidos, lo que me lleva de nuevo al principio: ¿Cree que las nuevas generaciones estarían preparadas para una segunda Transición?
-Hay un desencanto absoluto de la política a todos los niveles. Es muy difícil nutrir los partidos con profesionales que tengan currículum acreditado; un medio de vida alternativo que les permita ser libres en expresiones y corrientes; y que tengan algo tan necesario como el patriotismo. Este problema está relacionado con la falta de proyecto.
-Pero eso no pasa solo en España.
-Está pasando en todo el mundo. Asistimos a la disolución de los partidos tradicionales sobre los que se ha basado la convivencia en los países modernos; y a la aparición de fenómenos nuevos -normalmente efímeros- con un mensaje muy simple, que es el único susceptible de ser traducido en redes sociales.
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-¿Cómo cuál?
-Pablo Iglesias acierta cuando dice que los españoles no se apuntan a un partido político, se apuntan a un canal de televisión. Cuando hay un mensaje simple para un problema complejo, llama más a las emociones que a la razón. Así es muy difícil que la gente se apunte a un partido político.
-¿Considera que hay que volver también al bipartidismo?
-El bipartidismo no es ni bueno ni malo. Pero la historia demuestra que el multipartidismo no ha funcionado. Quizá en unos años con coaliciones de otro tipo sí funcione, pero la experiencia hoy en día no ha sido buena.
-Mariano Rajoy y Felipe González, como usted, también reivindican los Pactos de la Moncloa.
-El Covid rompe la cadena de suministro y la invasión de Ucrania provoca una subida del precio de la energía que provoca inflación. La subida de tipos de interés va a ser todavía mayor y vamos a tener una desaceleración económica. Todo esto pegará de lleno antes de las elecciones autonómicas y locales y este país lo va a pasar mal. Votaremos en unas condiciones económicas y sociales muy difíciles. Los sacrificios que hay que pedir a la población para llevar a cabo reformas estructurales en la economía española son muy grandes. De ahí la necesidad de consenso y de algo mucho más importante: velar por los intereses de España.
-El panorama que pinta es malísimo. ¿Cómo se puede insuflar algo de esperanza?
-El panorama es muy malo. Hay una frase de Federico el Grande que dice que España es el país más grande del mundo porque llevamos 400 años intentando destruirlo y no lo hemos conseguido.
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