Gamarra pregunta a Sánchez: «¿Quién es el nuevo señor X que negocia con Puigdemont rebajar la sedición?»
El presidente acusa al PP de que «España estuvo a punto de romperse» cuando gobernó
Mariano Alonso y Juan Casillas Bayo
Madrid
El Gobierno y el Partido Popular (PP) han escenificado este miércoles, en la sesión de control en el Congreso de los Diputados, su choque frontal, una semana después de que la negociación para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) saltase por los aires ... al exigir los populares una renuncia, por parte del Ejecutivo, a rebajar el delito de sedición, como le pide ERC.
La portavoz y número dos del primer partido de la oposición, Cuca Gamarra, le ha pedido a Pedro Sánchez, en su pregunta parlamentaria, que aclare «¿quién es ese nuevo señor X del PSOE que fue a ver a [Carles] Puigdemont?». «¿Quién ha ido a negociar el Código Penal a la medida de los líderes golpistas?», ha dicho, recuperando la expresión que se hizo célebre durante el escándalo de los GAL en los años noventa y aludiendo a lo que dijo el propio Puigdemont sobre los compromisos que habrían adquirido con él los socialistas.
Gamarra le ha recordado al jefe del Ejecutivo que en la campaña electoral de 2019 prometió entregar al expresidente catalán fugado de la Justicia y endurecer el Código Penal para los delitos que había cometido, como la convocatoria ilegal de un referéndum de independencia, como ocurrió el 1 de octubre de 2017. Además, le ha dicho: «Tiene la oportunidad, aquí y ahora, de comprometerse a la modificación del delito de sedición para bajar las penas. Ya sé que es imposible, porque para usted todo vale, pero en el PP nos movemos por interés general, el señor [Alberto Núñez] Feijóo tiene palabra, principios políticos y conciencia, usted no, y esa es la diferencia».
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Desde su escaño azul, donde asentía con la cabeza de manera irónica, Sánchez ha evitado entrar en esas cuestiones para lanzar una diatriba contra el PP, al que ha acusado de defender que «solo son buenos españoles» quienes votan a ese partido y de que cuando estuvieron en el Gobierno «España estuvo cerca de poder romperse». Dentro de su retahíla contra los de Feijóo, Sánchez ha dicho que su etapa se inició con la promesa de rebajar impuestos y, ha añadido: «Vimos la salida de la primera ministra británica, Liz Truss». También ha aludido a las críticas de los populares a la excepción ibérica energética, que «aplaude la presidenta de la Comisión Europea». En la última frase de su intervención, Sánchez ha dicho: «Basta ya, y cumplan con la Constitución, señorías». Una alusión a la no renovación del CGPJ.
Esquema repetido
La consigna marcada por la secretaria general del PP y por el presidente del Gobierno se ha repetido después, a lo largo del resto de la sesión de control, en casi todas las preguntas que han dirigido diputados populares a ministros socialistas. Carlos Rojas, Margarita Prohens, Ana Belén Vázquez y Sandra Moneo han preguntado a Nadia Calviño, Teresa Ribera, Fernando Grande-Marslaska y Pilar Alegría, respectivamente, si fueron ellos los interlocutores con Puigdemont en un supuesto encuentro en Waterloo (Bélgica) para negociar con él un «buen trato» ante la Justicia.
Poco importaba que Rojas cuestionase a Calviño sobre las previsiones económicas del Ejecutivo, Prohens a Ribera sobre el nuevo reglamento de costas y Vázquez a Grande-Marlaska sobre el «aumento de criminalidad» en España. Los cuatro han buscado en sus cuestiones revelar la identidad de ese «señor X» al que se ha referido previamente Gamarra. La más elocuente ha sido Vázquez con el ministro del Interior, aunque ninguno ha tenido éxito: «Conociéndole a usted no me extrañaría que fuera usted el encargado de negociar con Puigdemont la reforma del delito de sedición y que no le detuviera la Policía. ¿Fue usted?».
Ni Calviño, ni Ribera, ni Grande-Marlaska ni Alegría han respondido a la pregunta del millón, pero los cuatro han aprovechado, sin referirse directamente al bloqueo en el CGPJ —cuyo mandato caducó hace casi cuatro años— para instar al PP a «cumplir la Constitución». Los populares daban continuidad a Gamarra; los socialistas, a Sánchez. También el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, ha puesto el capote a Calviño al denunciar que se vaya a «condenar a una nación con tal de salvar a [Oriol] Junqueras con un Código Penal a medida». Tampoco ha picado la vicepresidenta primera.
En los pasillos del Congreso, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se mostraba convencida de que Sánchez habrá ofrecido «lo que haga falta» a Puigdemont con tal de seguir en el poder hasta agotar la legislatura. «Es el único capaz de pasar en dos años de prometer que va a 'traer' a Puigdemont a ofrecerle privilegios», ha apuntado, mientras en el interior del hemiciclo seguía desarrollándose el pleno de control.
Desamparo del español en Cataluña
Llegaba el turno de la popular Moneo, quien, al margen de la pregunta de rigor a Alegría sobre si fue ella la 'enviada' a negociar con Puigdemont, ha cuestionado a la titular de Educación «cuánto más queda por ver» en Cataluña para que se garantice de una vez la educación en español en las aulas.
Moneo ha echado en cara a la ministra que el Gobierno no haya recurrido ante el Tribunal Constitucional la norma catalana redactada 'ad hoc' para sortear la sentencia judicial que obliga a que al menos el veinticinco por ciento de las lecciones se impartan en castellano. «Cuando a ustedes les va mal, traen aquí una retahíla de clásicos. Una mentira, aunque se repita mil veces, no se convierte en verdad. El compromiso de este Gobierno con todos los alumnos en Cataluña es que estudien en castellano y en catalán», ha contestado Alegría.
Bolaños evita rechazar tajantemente un futuro referéndum pactado en Cataluña y se limita a decir que el Gobierno actuará «dentro de la ley»
Todavía había tiempo para otra pregunta sobre la cuestión independentista. El diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro, lacónico en su primera intervención, se ha limitado a pedir al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que aclare si su Ejecutivo tiene intención de pactar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. «¿Sí o no?». Ni sí ni no. Bolaños, en su primera réplica, ha esquivado la respuesta directa y ha reivindicado que la situación en esa comunidad autónoma está ahora mejor que en 2017, cuando gobernaba el PP y había «referendos ilegales» y «leyes de desconexión».
«Su incapacidad de dar una respuesta clara incrementa las sospechas. Tras los indultos, pretenden una amnistía encubierta con la reforma de la sedición. ¿Es también un compromiso del Gobierno esos referendos pactados exigidos por [Pere] Aragonès? ¿Son los acuerdos que [Gabriel] Rufián dice que es tiempo de cumplirlos?», ha insistido Gil Lázaro.
Bolaños, que tan solo ha dicho que todo lo que haga el Gobierno será «dentro de la ley», ha defendido la reforma de la sedición como una manera de que España se parezca más a Europa, «también en la legislación penal», frente al «tono nostálgico» de Vox. Pero, sorprendentemente, ha sido mucho más claro que el resto de ministros al dirigir la mirada hacia el PP. El titular de Presidencia sí se ha referido explícitamente al CGPJ, ha dicho que el PSOE sí se avino a a pactar su renovación en 2013 pese a oponerse a las políticas de Mariano Rajoy y ha acusado a Núñez Feijóo de estar «agravando la crisis institucional». «Es ya un nuevo líder fallido del PP; a la tercera irá la vencida», ha concluido, pese a estar respondiendo a Vox.
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