El Garabato del Torreón
Cuando lo de Annual
El suelo norteafricano está regado con la sangre de cientos de gallegos
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Iniciar sesiónUn siglo se cumplió el pasado lunes del desembarco de Alhucemas, referente imprescindible para los estrategas aliados en el desembarco de Normandía y, sobre todo, hito esencial para contener la sangría española en el África colonial. Para no molestar a Marruecos, el Gobierno de Sánchez ... ha pasado por alto tal efemérides, claudicación a la que, sin embargo y por fortuna, no se sometieron los más importantes periódicos españoles, entre ellos el ABC, que acogió una magnífica Tercera del profesor Cazorla.
El suelo norteafricano está regado con la sangre de cientos de gallegos. El coronel Touceda, un militar con muchos años de servicio en África, se dolía de la incuria a la que nuestros gobiernos, unos y otros, tenían sometido el cementerio español de Marruecos. Lo que no se hizo antes, ahora es imposible. Quizá ni siquiera queden en pie los muros del camposanto.
La estrepitosa derrota de Annual arrebató la vida de muchos paisanos nuestros, todos jóvenes, todos de leva forzosa, todos héroes anónimos. Ni siquiera la pericia médica de nuestro paisano el doctor Gómez Ulla, director de los servicios de cirugía del ejército español desplazado en África, contuvo la sangría. Fue allí, en aquel Marruecos encendido en llamas, donde el inolvidable Xosé Ramón Fernández Oxea empezó a ser Ben-Cho-Shey, el pseudónimo elegido para firmar sus crónicas para La Zarpa, el periódico de Basilio Álvarez, el visceral cura de Beiro. Le acompañaba en el oficio de corresponsal Valentín Paz Andrade, soldado del batallón expedicionario del Regimiento Murcia, entonces de guarnición en Vigo. Paz Andrade manda sus crónicas a Faro de Vigo, dirigido entonces por Eladio de Lema.
Pasado el tiempo, el Regimiento Murcia habrá de fusionarse con el Zamora número 12 y será la ciudad de Lugo sede de su guarnición.
Todo esto queda demasiado lejos. El mero hecho de dedicar una columna al desembarco de Alhucemas y a la guerra del Rif no es más que una antigualla de rastro. O quizá, una columna apolillada.
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