La Coruña conmemora el V centenario de la segunda circunnavegación de la Tierra

Esta travesía no podría entenderse sin hablar antes de su predecesora. Entre 1519 y 1522, en tres años, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano fueron los primeros en dar la vuelta al mundo y, a su regreso, el rey organizó un segundo gran viaje, aunque esta vez el objetivo era distinto: hacerse con el archipiélago de las Islas Molucas, ricas en especias, cuya propiedad se disputaban España y Portugal. Como jefe de la expedición se nombró a García Jofre de Loaysa, que también sería el gobernante de estas islas para establecer una factoría y quedarse con parte del mercado mundial de las especias, aunque, finalmente, quedaron en manos portuguesas.

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La expedición partió el 24 de julio de 1525, y lo hizo, explica Alfeirán, con una «gran incógnita», quizás la más importante: «Sabían cómo ir, pero no cómo volver». Finalmente, lo consiguieron, y 11 años más tarde parte de los siete navíos atracaron en Lisboa. Habiendo quedado Las Molucas en manos portuguesas, podría decirse que fue una expedición fallida, pero para este historiador esto no podría estar más lejos de la realidad, puesto que esta segunda vuelta al mundo permitió que, años más tarde, España descubriese la ruta de vuelta desde las Filipinas evitando la ruta portuguesa –por la que España no podía navegar, según el Tratado de Tordesillas–, el llamado 'tornaviaje'. Fue Andrés de Urdaneta, uno de los grandes cosmógrafos del siglo XVI que viajó tanto con Elcano como con Loaysa –y a quien le debemos conocer hoy gran parte de sus hazañas, puesto que se encargó de hacer los escritos para el rey narrando la travesía– el que desde Filipinas, descubriría cómo regresar pasando por Japón y la costa de Méjico, aprovechando los vientos y las corrientes. «Esto es extraordinario», explica Alfeirán.

Además, este fracaso en Las Molucas fue un verdadero éxito en el Pacífico, continúa, siendo «la prueba evidente» que, más tarde, España conseguiría archipiélagos como las Filipinas, las Marianas o las Carolinas. Fue el epílogo del gran Imperio Español.

Asimismo, Alfeirán también pone en valor «la aventura humana» que supuso, que para él es una de las cuestiones más interesantes del viaje. No toda la información ha llegado a nuestras manos, pero hoy en día sabemos que, por ejemplo, entre la tripulación –principalmente de gallegos y vascos, pero también griegos, alemanes o italianos– hubo casos particulares como el de María, una criada esclava que va en el barco de Loaysa y se queda en las islas, y que «será la primera mujer occidental en recorrer [la ruta] desde La Coruña a Las Molucas».

Todas ellas cuestiones que ahora, cinco siglos más tarde, vuelven a ganar protagonismo en la ciudad que vio partir los navíos, donde estos días ha tenido lugar el homenaje. Además, el próximo martes se presenta el libro 'De La Coruña a las Molucas', del instituto José Cornide, y entre septiembre y diciembre habrá un ciclo de conferencias en diferentes sedes de la ciudad y de Ferrol.