Semana Santa Galicia
Turismo y restauración se resignan a una Semana Santa de mínimos y miran al verano
Salvar la papeleta es lo máximo a lo que aspira al sector, fiado al clima y una alta movilidad de los gallegos, con un ojo en el comité clínico de este martes
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Iniciar sesiónLos sectores del turismo y la restauración ya no aspiran a salvar nada que no sea los muebles en esta Semana Santa . Se malinterpretó aquello de «salvar la Navidad», eslogan de infausto recuerdo por el subsiguiente repunte de contagios de Covid , a lomos ... de la tercera ola. Y mientras los más pesimistas ya otean en busca de la cuarta, a nadie se le pasa por la cabeza salvar la Semana Santa. Los más negativos ni siquiera piensan en salvar el verano, pero son mayoría quienes tienen en mente el período estival como el inicio de facto de la temporada . «Y, a partir de ahí, ojalá las cosas vuelvan a estar como antes», expresa Cesáreo Pardal, presidente del Clúster Turismo de Galicia, a este diario.
Las cifras que maneja Pardal son reveladoras. Se prevé que entre un 20 y un 30% de alojamientos turísticos abran sus puertas estos días . En el caso del turismo rural, en torno a un 25% —aunque portales especializados como Escapada rural elevan la cifra al 30%;muy lejos, en todo caso, del 49% de media nacional—. En el caso de la restauración, estarán operativos un 45-50% de establecimientos. Partiendo de esta base, resulta imposible aguardar grandes resultados. «Prefiero la prudencia y no me atrevo a dar cifras, en una situación tan rara e irregular y cambiante como la que estamos viviendo», comenta Cheché del Real, presidente de los hosteleros de Lugo, en charla con ABC. «Hay hoteles que aún abrían para este fin de semana [por el que acaba de concluir]. Las previsiones van a ser de un perfil muy bajo », concede.
«De seguir la trayectoria que seguimos ahora» en términos epidemiológicos, «y darse las condiciones climatológicas apropiadas, puede darse un 100% de ocupación, pero se tienen que dar esos dos parámetros », advierte el presidente del Clúster. Y añade todavía otro elemento de incertidumbre:«Puede darse el caso de que localidades como Sanxenxo y Baiona estén perimetralmente cerradas». Desde este lunes, tan solo el concello orensano de Beade figura en nivel máximo de restricciones. Pero el mapa podría alterarse tras la reunión de este martes del comité clínico. Además de Sanxenxo y Baiona, en el siguiente peldaño, el que coloca en la antesala del cierre total, se sitúan Maside, Vilardevós, Cortegada, Abegondo, Ortigueira, O Saviñao, Pazos de Borbén y Padrenda. Municipios donde seguramente se contendrá la respiración mientras se reúna el sanedrín de expertos.
No obstante, siempre es posible hacerse una idea previa. Con datos de este domingo del Sergas, en el caso de Sanxenxo, la incidencia a siete días se movía entre 125 y 250, pero era de 250 a 500 en los últimos 14. Baiona, por su parte, registraba también una IAde 125-250 en la última semana, pero de 150-250 en el tramo largo. Pardal tiene claro que el paso al nivel máximo es más que una amenaza y resume sus efectos de una manera muy gráfica: « Se puede armar la marimorena ». Porque echaría por tierra una ocupación que el viernes se movía entre el 90 y el 95%, y daba por hecho que acabaría haciendo pleno. En todo caso, la última palabra la tienen los expertos.
Condicionantes
Sabedores de que no habrá ampliaciones de horarios y aforos, como pronto, hasta que haya transcurrido esta semana, los hosteleros se agarran a lo que pueden. « Lo interesante, para estos días, es que los gallegos nos movamos entre las cuatro provincias . Que exploremos aquello que no conozcamos, que probemos a ir a restaurantes, hoteles, casas rurales, alojamientos turísticos de todo tipo, para conocer otros territorios», apunta Del Real. «Entiendo que, con que haya una incidencia importante de gente de Galicia, económicamente va a tener unos resultados óptimos», pondera. Al tiempo, porque el vaso solo está medio lleno (o vacío, según se mire), no olvida que persisten «condicionantes importantes» ; fundamentalmente, que «la situación económica de mucha gente no es la de hace un año, dos, tres, cuatro». Esto genera una «incertidumbre»; «no sabemos por dónde van a venir los tiros». Nada nuevo bajo el Covid. Por un lado, «se palpa en la gente que tiene ganas de cambiar, de salir, de comunicarse, de ir a cenar». Por otro, que «no hay mucho que celebrar». Y la hostelería aguarda expectante; contiene el aliento.
Otros, como Lois Lopes, directivo de la hostelería compostelana, se muestran más escépticos. Él mismo se define como un «gato escaldado» ante una situación «fastidiada» por el Covid e «incierta» para estas fechas. « Nada comparable a lo que debiera ser una Semana Santa normal, de un Año Santo en Santiago ». «Más con la perspectiva de lo que va a pasar después que realmente en la Semana Santa», admite en conversación con ABC. Rechaza dar cifras: «Es todo una incógnita». Y se ciñe a intentar «salvar la papeleta» con «la gente de aquí». A más largo plazo, tampoco ve «signos evidentes» de la mejoría pregonada para el estío, con un proceso de inmunización que «va muy lento». « Hay gente que ya da el verano por perdido », afirma. Pardal tercia que intentan «ser positivos» de cara a esa época en la que las temperaturas y las vacunas (al ritmo que fuere) deberían atenuar los contagios.
Vigilar entradas
Hay coincidencia, entre los consultados, en reclamar que esta Semana Santa, ya que Galicia está perimetrada, se viva de puertas adentro. El presidente del Clúster Turismo hace hincapié en reclamar a las «autoridades competentes que tomen buena nota» para que « gente de otras comunidades autónomas no entre ». Lopes dice tener «constancia» de que se están produciendo ingresos que no permite la normativa antiCovid. «Espero y deseo que la gente que se mueva (...) sea de Galicia», suma Del Real.
Como telón de fondo, transmiten una preocupación evidente por un repunte en los contagios que frustre unas expectativas que miran mucho más allá de la Semana Santa. Sobrevuela el temor a un retroceso en el alivio de las restricciones en el que restauración y hostelería vuelvan a pagar el pato. Desde el Clúster se apunta a las celebraciones en los hogares: « A las 5 de la tarde, las mascarillas están encima de la mesa y los gin tonics en la mano », sintetiza Pardal.
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