Hablan los expertos: «Los colegios no son el problema, pero las reuniones con familia sí»

Galicia es la comunidad que mejores registros arroja, pese al repunte de esta semana. ¿Seguimos estando mejor que en la primera ola?

Sí, la situación no es comparable. Estamos mejor porque en la primera ola no se podían hacer PCRs como las hacemos ahora, lo que nos permite diagnosticar casi todos los casos, incluidos los asintomáticos.

El comité tomó medidas contundentes para frenar la escalada en puntos calientes como Santiago, Verín o O Carballiño. Pero, ¿hay quien apuesta por mayores restricciones?

No conozco esa disensión, se toman decisiones consensuadas que se transmiten a la Consellería. Esta semana hubo que tomar decisiones más restrictivas porque se vio que, aunque la situación sigue siendo mejor que en el resto de España, se está produciendo un aumento de casos. Lo hicimos en la línea de actuar precozmente.

¿Estaría a favor de un toque de queda, limitación nocturna de la movilidad o cualquier otro sinónimo?

No me gusta llamarlo toque de queda porque suena raro. Todas las medidas van en la línea de limitar los contactos interpersonales para evitar la transmisión que se produce en entornos familiares y de amigos. Estas restricciones de movilidad nocturna son una posibilidad que hay que valorar según el contexto, la situación, la incidencia... Ni lo descarto ni lo dejo de descartar, las medidas se valoran y se toma la mejor decisión para cada situación.

¿Sería necesaria una limitación así para salvar la Navidad?

Tenemos que tener claro que estamos ante una pandemia y que el virus va a seguir con nosotros durante meses hasta que tengamos una vacuna que nos cambie la perspectiva. En todo este tiempo hay que tomar decisiones en función de la evolución, de la incidencia. La verdad es que no hay una relación directa entre vamos a hacer ahora esto, porque dentro de un mes son las Navidades. No. Vamos a hacer ahora esto porque la situación nos obliga. Hay que tomar decisiones cada semana en función de los indicadores y así será durante meses.

¿Parte de la salida a esta segunda vorágine de contagios pasa por hacer más test para aflorar asintomáticos?

Pasa por que seamos capaces de mantener las medidas de precaución, usando siempre la mascarilla, manteniendo la distancia social y limitando los contactos. A partir de ahí es verdad que hay que intentar diagnosticar todos los casos posibles para aislarlos, detectar los contactos y mantenerlos en cuarentena. Pero el primer paso es que todos colaboremos a la hora de transmitir la infección. Hacer PCRs no cura, solo diagnostica.

¿Cómo podrán influir los test de antígenos que ya se están probando en centros de salud y hospitales, más baratos y con resultados en 15 minutos?

Todas las posibilidades diagnósticas que tengamos son bienvenidas y el test de antígenos tiene una ventaja, que es muy rápido en el tiempo de respuesta, mucho más que una PCR clásica. Habrá que valorar el programa piloto para ver en qué grupos de pacientes se van a hacer, aunque ya tenemos protocolos para eso. El objetivo es diagnosticar a los pacientes cuanto antes mejor.

La presión hospitalaria en Galicia, muy por debajo de la media, es uno de los indicadores que mayor tranquilidad nos transmite. Llegado el caso, ¿nuestra comunidad podría atender a pacientes de otras autonomías con mayor presión?

Podría darse el caso de que hubiera que trasladar a pacientes, pero no creo que eso nos tenga que ocupar ahora mismo. Está claro que los recursos hay que compartirlos. En la primera ola se compartieron respiradores, pero tenemos que ponernos en la situación de qué vamos a hacer para controlar las infecciones sin llegar a esa situación.

Está en nuestra mano...

La responsabilidad individual es básica. Uno tiene que plantearse cuántas veces se sacó la mascarilla a lo largo del día estando con una persona que no vive en su casa. Y esos son los comportamientos que hay que evitar porque son las cosas que producen los contagios. Incluso en ese grupo limitado de nuestros contactos, siempre debemos ir con mascarilla. El riesgo cero no existe, pero si hacemos esto vamos a ser capaces de controlar los contagios.

Hace un mes estábamos muy preocupados por la apertura de los colegios, pero se ha demostrado que los niños no son un foco de contagio...

Los colegios son entornos seguros porque tienen protocolos. Es verdad que había la duda de que los niños podían ser vectores fundamentales de transmisión, pero parece que no es verdad. Los colegios no son el problema ni el foco. El problema son los entornos en los que nos descuidamos, familiares y de amigos, en los que bajamos la guardia.

¿Un mensaje a la esperanza?

Sí, en marzo nos enfrentábamos a lo desconocido y ahora encaramos algo más conocido en el comportamiento del virus y más conocido en lo que tenemos que hacer para prevenirlo. Es verdad que no tenemos un tratamiento, pero sí sabemos cuáles son las medidas de prevención.

¿Confía en una vacuna?

Sí. No sé en qué momento va a llegar porque tienen que pasar unos ensayos que tienen unos tiempos. Pero confío en que la vacuna nos dé una solución a largo plazo. Ahora no tenemos una vacuna para que nos pinchen el brazo, sin embargo, tenemos una que nos podemos poner en la cara: la mascarilla.