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José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

La entente de la «España vacía»

Feijóo incorpora al frente de las comunidades menguantes a otro barón socialista. Vistó está que es más fácil pactar entre presidentes autonómicos de PP y PSOE que entre Rajoy y Sánchez

Fernández, Herrera, Feijóo y Lambán, este lunes en León EFE

Empezó siendo un conciliábulo entre Alberto Núñez Feijóo y Juan Vicente Herrera, ambos del PP; el siguiente en sumarse fue el asturiano y socialista Javier Fernández; y este lunes se incorpora Javier Lambán (Aragón) al frente en defensa de las comunidades que tienen mucho que perder en el próximo modelo de financiación autonómica. Las cuatro regiones comparten una pirámide demográfica terrorífica, con cada vez menos jóvenes y más abuelos, y la paradoja de que pierden población pero se incrementan los gastos en los servicios sociales. Lo que ya no necesita la educación por falta de alumnos lo reclama a voz en grito y aumentado exponencialmente la sanidad.

Esta es la «España vacía» de la que hablaba Sergio del Molino en su ensayo (Turner, 2016), la que intenta desesperadamente resistir ante el empuje de los gigantes que ganan cada vez más peso en el modelo territorial: Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía. Estos cuatro reyes de la baraja amenazan con imponer su lógica política y condicionar el futuro reparto de los recursos , porque entre ellos acumulan más del 60% de la población española. Los otros, los que se desangran a distinta velocidad, necesitan hacer una guerra compartida para no morir en el intento.

Por eso Lambán y Fernández no tienen reparos en fotografiarse y firmar junto a Feijóo y Herrera . Son conscientes de que esto no va de siglas políticas sino de ciudadanos. Y visto está que es más fácil el acuerdo entre presidentes autonómicos de PP y PSOE que entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, principalmente porque el segundo no tiene claro cuáles son sus prioridades en este momento, salvo la enmienda a la totalidad al Gobierno.

La foto de hoy en León es la de la entente de la «España vacía» —o en proceso de vaciado, si queremos ser condescendientes— que se agranda por momentos, y a la que todavía habrá de sumarse algún miembro más, ya verán. El liderazgo político es coral y compartido, como no podía ser de otra manera, pero la iniciativa vuelve a partir de Alberto Núñez Feijóo, por más que moleste a la oposición en Galicia.

La irritación fue palpable este lunes en un BNG que la única crítica que sabe hacer es que ahora Galicia no juega en la liga de las «nacionalidades históricas» , y que Feijóo la rebaja a ir de la mano de meras regiones sin pedigrí. La patita supremacista le asoma demasiado a menudo a Ana Pontón , que se olvida que el debate de la financiación le es ajeno a un País Vasco con un generoso concierto económico, y que Feijóo bien podría dialogar con Cataluña si en este territorio su aspirante a presidente no estuviera fugado y embriagado con ínfulas napoleónicas. Aunque no se sabe bien qué reprocha Pontón cuando su modelo es el de un cupo para Galicia que supondría unos 1.500 millones de euros menos para la Xunta.

La semana pasada se enfrentó a Montoro frenando a tiempo la tentativa de quitas urbi et orbe a las autonomías manirrotas. Ahora redobla el envite haciendo más coral su reclamación de un modelo justo y suficiente, que no privilegie a nadie. Menos mal que Feijóo estaba en la tumbona viendo pasar la legislatura...

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