Aniversario de su asesinato
Diego Bello todavía espera justicia
Al cumplirse un año del asesinato en Filipinas del coruñés, la familia denuncia la inacción del Gobierno
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Iniciar sesiónEl 8 de enero de 2020, Diego Bello, un joven coruñés, empresario y deportista, moría acribillado a balazos en Filipinas. Un año después, el dolor de los suyos ante un «mazazo terrible» sigue intacto, agravado por la ausencia de avances en su caso. Transcurridos ya ... más de 365 días, la familia «no ha visto que se haya hecho justicia para Diego». Están sumidos en «la desesperación más absoluta» y la «impotencia», «porque vemos que, a pesar de que todas las pruebas apuntan hacia el mismo sitio, nada se ha movido en todo este año».
Quien habla es Francisco Lafuente, tío de Diego, a quien segaron la vida las balas de la Policía de Filipinas en Siargao con 32 años. Esas pruebas que menciona Lafuente pasan por la doble autopsia a la que se sometió el cadáver y el informe que elaboró la comisión de derechos humanos del país asiático. Dan la razón a la familia, que desde el primer momento rechazó la versión difundida por las autoridades filipinas: que en el transcurso de una redada abatieron a un capo del narcotráfico que se vio acorralado, durante una trampa disfrazada de compraventa de drogas , y sacó su arma. Sin embargo, «en Filipinas no ha pasado nada, lo que diga la Policía vale».
El desencanto de la familia de Bello, en todo caso, se gesta en casa. «Los resultados, hasta ahora, son cero», lamenta Lafuente en charla con ABC. «El Gobierno filipino ha ignorado totalmente las gestiones diplomáticas del Gobierno español; lo ha ninguneado total y absolutamente», censura. No lo deja ahí: «El Gobierno español no está dispuesto a tener un conflicto diplomático con Filipinas (...). Parece ser que hay intereses superiores a la defensa de los derechos humanos», denuncia.
«Respeten el dolor»
Pero no es eso lo que más duele: «El Gobierno español le pide a la familia que nombre a un abogado en Filipinas. Donde ha fracasado la gestión diplomática de todo un país quieren que tenga éxito una familia de La Coruña. Que sea la familia la que cargue con todo esto. Por favor, respeten el dolor», reclama. «Todo un país, con toda su representación diplomática, con todo su cuerpo de funcionarios, su ministra de Asuntos Exteriores, no ha conseguido nada de Filipinas; y quiere que lo consiga una familia de La Coruña . El argumento es penoso», se desahoga el tío de Diego.
No se plantean bajo ningún concepto viajar a Filipinas, porque «a nadie le gusta perder el tiempo y el dinero» en una causa que dan por perdida. Sus esfuerzos se centrarán en España. Acudiendo de nuevo a la Audiencia Nacional, que ya rechazó dos veces involucrarse en el caso. Dos: «De alguna manera, presionar al Gobierno». Y tres: «Si entendemos que ha habido una falta de apoyo a la familia, vamos a presentar una querella». Tienen en mente el caso de José Couso. Pero no tiran la toalla. El malestar con el Gobierno es palpable durante toda la conversación. Por darles una respuesta que consideran «miserable». «Estamos aquí, a 10.000 kilómetros. España tiene a su embajador, a su cónsul allí, al lado del Gobierno filipino».
Lafuente apunta una segunda vertiente: «Si no conseguimos justicia para Diego, igual la Policía filipina entiende que tiene licencia para matar españoles». Entiende que tanto Madrid como Bruselas deberían mandar un mensaje firme a Manila. «No puede haber este 'que os den'», resume. «Los que lo hicieron siguen cobrando del Estado filipino, siguen con sus trabajos, siguen con sus pistolas», deplora. La familia, mientras, sigue inmersa en el dolor. «No ayudan las Navidades, no ayuda la pandemia y lo que menos ayudó es la falta de respuesta». El Covid lo ha hecho todo más cuesta arriba porque «impide visibilizar la causa». Veta reuniones y aglomeraciones.
Con todo, ayer se recordó a Diego en La Coruña, en la conocida como plaza de los surfistas, frente al mar, guiño a dos de sus pasiones. Una docena de personas estaban citadas para honrar su figura. «Lo que necesita la familia es limpiar el honor de Diego, ya que la vida no se le puede recuperar, desgraciadamente», explica su tío. «Por lo menos, que quede claro que fueron unos asesinos, que son funcionarios filipinos, y que alguien debería hacer justicia. Y no la familia. La familia no puede hacer justicia en un país donde no hay justicia».
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