ANÁLISIS
Feijóo refuerza su plan de ensanchar su base electoral tras arrebatar 1,2 millones de votos a PSOE y Vox
El presidente del PP cuenta con informes que apuntalan que fue capaz de atraer votantes socialistas y de Vox en proporciones casi idénticas, de hecho llegó a captar más del PSOE.
El PSOE ha subido por un cambio en su base electoral, pero su bloque con los independentistas está en su nivel más bajo y su brecha por la derecha ha quedado al descubierto
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Madrid
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Iniciar sesiónEl 23 de julio no le trajo a Alberto Núñez Feijóo el resultado que esperaba. Pero esa certeza, consumada este viernes, no ha cambiado su horizonte estratégico. Y es que los resultados, aunque insuficientes para gobernar, sirvieron para certificar el crecimiento del PP. Y ... consolidar la idea de lo que el líder gallego quiere hacer de su partido.
Las elecciones otorgaron al PP tres millones de votos nuevos respecto a 2019 que le llegaron de diferentes flujos. El informe postelectoral que tiene Feijóo en su despacho de la séptima planta de Génova se desgrana de la siguiente manera: su partido ha obtenido alrededor de 600.000 votos de anteriores electores del PSOE y aproximadamente la misma cantidad, aunque algo menos, de exvotantes de Vox, además de un millón de papeletas de los votantes de Ciudadanos. Más otro millón entre los nuevos electores que cumplieron los 18 años y abstencionistas. No hay registro de un partido, excepto el PSOE de González en 1982, en que un partido crezca más del 60% en sufragios de una elección a otra.
Por tanto, sí: el PSOE ha perdido apoyos hacia su derecha. ¿Cómo se explica entonces que Pedro Sánchez subiera en votos? Por un cambio en su base electoral. Veremos si se consolida como cambio sociológico. Esencialmente por cientos de miles de votantes de ERC que apostaron por la papeleta de los socialistas catalanes. De haberse mantenido en ERC, aunque los votos de los bloques no hubiesen variado, Feijóo podría ser hoy presidente del Gobierno.
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El bloque en torno a Pedro Sánchez ha retrocedido en el global de votos. El PSOE ha crecido con ese cambio en su base electoral hacia la izquierda, pero es el margen más estrecho que tiene ese bloque si se analizan las últimas cinco elecciones generales. Pero esa brecha por el flanco derecho del PSOE es una realidad. Y Feijóo va a persistir en percutir ese costado. Una evidencia que le niega el espacio oficial de la izquierda, que debería desear un PP que se pretende centrista, pero que al final está muy cómoda arrastrándolo a la derecha.
Los acuerdos con Vox, ciertamente, favorecen esa interpretación y dificultan lo que intenta Feijóo. Pero que la dificultad sea mayor no puede negar la evidencia de lo que intenta. Hay que insistir en ese dato: en las recientes elecciones el PP ha logrado recuperar votantes del PSOE y Vox casi en la misma proporción. De hecho ha recuperado más voto de los socialistas. Vamos al dato exacto: 608.000 votos del PSOE y 520.000 de Vox.
En la izquierda mediática y política se está asociando rechazar la amnistía y establecer un veto a Bildu como sinónimos de derechización. Y de comprar el marco de Vox. Llamativo cuando ambas cosas eran asumidas hace poco por el PSOE. Lo cierto es que no hay nadie en el PP, ni blando ni duro, al que eso le parezca mal.
En cambio, el debate sí dejó algunos elementos de interés para entender qué quiere hacer Feijóo con su partido. Parecieron pasar desapercibidos para los que solo les interesa escorar su imagen. Y desde luego sí son más controvertidos dentro de la derecha y del PP. Los más evidentes son las apelaciones de entendimiento al PSOE y a los nacionalistas. La certeza de que Feijóo quiere remodelar el PP en Cataluña y País Vasco al modelo de su PP gallego, aunque eso suponga distorsión con la idea de mensaje unitario de la que hace gala Génova.
Feijóo va a tener que bailar en esa baldosa. Vox es su socio principal. No lo puede negar. Y a la vez quiere presentarse como el mandatario con más sensibilidad con la periferia y con las identidades culturales de los distintos territorios. La mejor prueba de que el discurso de Feijóo fue de amplio espectro es que, al valorar sus medidas, muchos diputados de izquierda dijeron que no era creíble y que suponía un cambio con lo que al respecto había hecho el PP. La reivindicación de la Transición o sus mensajes sobre educación y sanidad operan en ese intento de abrir más el espacio, cuyo punto álgido es la propuesta de pactos de Estado al PSOE.
El equilibrio con Vox
El modelo ideal de Feijóo no es el pacto con Vox. Sin embargo, en las últimas semanas él entendió que la realidad aconsejaba reconducir las relaciones con ellos. Así lo hizo en un encuentro privado con Santiago Abascal. Muchos altos cargos del PP que tienen que convivir y gobernar con Vox por toda España lo demandan., pero Feijóo lo habría evitado si hubiese tenido números a su alcance. Llegó a decir en una entrevista en televisión que hubiese estado dispuesto a no gobernar en Extremadura y algunas capitales de provincia si hubiese habido un acuerdo global. Ese planteamiento nunca se tomó excesivamente en serio porque Feijóo siempre lo condicionó a una reciprocidad por parte del PSOE que nunca iba a existir. Pero su intención es que calase la idea de que aliarse con Vox no era su preferencia, por diferenciación con la alianza estructural de PSOE y Sumar.
La decisión de no ir al debate a cuatro en la campaña electoral se tomó en todo momento pretendiendo evitar la imagen de los dos presidenciables con su vicepresidente. A día de hoy y viendo cómo se desarrolló ese debate, aquella decisión se tiene como uno de los potenciales fallos de campaña. Pero la motivación de no ir era esa, no asumir el marco de bloques inamovibles. Desde que llegó a Génova, este ha sido el plan de Feijóo. Ya sin CS estaba convencido que el PSOE iba a sufrir en su flanco derecho y que tenía que ofrecer un proyecto y un estilo que permitiesen que muchos de esos socialistas huérfanos pudieran votarle. Y hacerlo manteniendo su puerta derecha abierta para ser receptor del descenso de Vox. Encontrar el punto de equilibrio es el reto y el proyecto de Feijóo.
Las transferencias del 23J confirman que la estrategia es factible, pero también que la capacidad de atracción de votantes socialistas fue inferior a la que tenían proyectada, que llegó a situarse en torno a los 850.000 votos. En Génova están convencidos de que va a ir a más y que en la recta final de la campaña esos cientos de miles de votos se esComo muchos de sus presidentes autonómicos, cree que en buen parte del país se cuece un cambio sociológico, algo más estable que un mero cambio de tendencia electoral. Andalucía es el gran ejemplo. Y el PP quiere potenciarlo para redimensionar el tamaño de los bloques.
Ese es el PP que quiere Feijóo. Y convendría que en la derecha nadie se llame a engaño. Un partido de amplio espectro. En la entrevista que concedió a ABC unos días antes del 23J lo definió así: «Tenemos que ampliar el espectro. Somos un partido de centro reformista. Centro-derecha reformista. Un partido de amplio espectro». El rumbo está fijado, pero el trayecto no ha concluido.
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