La división en el Gobierno sobre Hamás debilita la posición de la UE

España fue excluida del comunicado de EE.UU., Alemania, Francia, Italia y Reino Unido para condenar los ataques terroristas

Los mensajes enfrentados de PSOE y Sumar perjudican la presidencia española del semestre europeo

Sigue en directo la información sobre Israel

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell ep

La ausencia del Gobierno de España en el comunicado conjunto de las principales potencias euroatlánticas del lunes en defensa de Israel tras el ataque terrorista de Hamás ha causado cierta perplejidad en medios diplomáticos, teniendo en cuenta además que el Gobierno español ejerce ... la presidencia semestral de la Unión Europea. Las posiciones de los Veintisiete sobre el conflicto de Oriente Medio siguen teniendo diferencias de matices claras, pero las vacilaciones de la cuarta economía de la UE en un aspecto como este se considera que solo sirven para debilitar la posición comunitaria en un trance crucial.

A nadie se le escapa que las divisiones en el seno del Ejecutivo ahora en funciones que dirige Pedro Sánchez entre los que formalmente reconocen las posiciones occidentales, los ministros que militan en el PSOE, y las abiertamente propalestinas, que defienden públicamente los del resto de la coalición, incluyendo a una vicepresidenta segunda como Yolanda Díaz (Sumar), convierten a España en un aliado poco atractivo en estos momentos. Dado que el propio presidente está interesado ahora en eludir las tensiones con sus socios de coalición de la extrema izquierda, es poco probable que se interese por involucrarse en la respuesta política occidental a este conflicto.

La labor del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en los meses que llevamos de presidencia europea tampoco ha sido especialmente intensa -ni en en este capítulo ni en otros-, ya que el grueso del trabajo se lo ha dejado al secretario de Estado para Europa, Pascual Navarro, en contraste con la reacción hiperactiva que ha desplegado el ministro con la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, en la que sí que se implicó personalmente.

Ayer mismo, en la reunión virtual de ministros de Asuntos Exteriores, el Alto Representante Josep Borrell quiso echar una mano al Gobierno español promoviendo las posiciones más moderadas o incluso equidistantes, hasta el punto de que intentó invitar -aunque fuera en una conexión remota- a los titulares de Exteriores de Israel y Palestina, algo que finalmente no se produjo, como era de esperar. Sin embargo, desde Bruselas la Comisión Europea tuvo que aclarar las confusas palabras del comisario de Ampliación, el húngaro Oliver Varhelyi, sobre el cese inmediato de las ayudas al desarrollo a la Autoridad Palestina y que no había consultado con el resto del colegio de comisarios.

España fue los países que antes y de forma más ruidosa protestó contra una decisión que de todos modos no tenía ninguna repercusión sobre el terreno, porque como ha aclarado después el propio Ejecutivo comunitario «no hay pagos pendientes» y la ayuda puramente humanitaria se lleva a cabo a través de agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales, «es una partida presupuestaria aparte» y «sea cual sea el debate sobre la asistencia a los palestinos, la ayuda humanitaria no está afectada por la revisión». Con todo, Bruselas supervisará si sus donaciones permitían indirectamente a «cualquier organización terrorista llevar a cabo ataques contra Israel». España se ha situado entre los que pedían que no se suspenda la ayuda a los palestinos, con Dinamarca, Irlanda o Luxemburgo. Otros como Francia, Suecia o Alemania han dado a conocer los matices de su posición, pero sin polemizar con los demás.

La UE es el principal donante de ayuda humanitaria a los palestinos y, después del consejo de ministros de Exteriores de ayer, en el que también participaron los representantes del Consejo de Cooperación del Golfo, matiza esta posición según la cual debe mantenerse la ayuda, pero a través de la UNRWA, que es la organización de la ONU específica para la ayuda a los refugiados y no directamente a la Autoridad Nacional Palestina. Borrell explicó esta posición desde Mascate, la capital de Omán.

En medio de este ejercicio de cacofonía, la ministra española de Defensa, Margarita Robles tuvo que salir ayer a aclarar que lo que ha hecho Hamás desde Gaza «es un acto terrorista», en la línea con lo que dice el Gobierno israelí, que considera a esta organización palestina dirigida por Irán como un equivalente a mal llamado Estado Islámico. Robles estará hoy en Bruselas en una cita ministerial de la OTAN dedicada en principio a la guerra de Ucrania y donde sí que ha sido invitada a la reunión de las potencias más implicadas en este tema, en lo que se llama 'formato Ramstein', el grupo de contacto creado por Estados Unidos con los países de la OTAN más implicados en la transferencia de armamento a Ucrania.

El embajador de Israel ante la UE y la OTAN, Haim Regev, declaró ayer que la UE debería transmitir un mensaje al Líbano y a la Autoridad Palestina para que se mantengan al margen de la operación de Israel en Gaza, es decir, que no tienen inconvenientes en que los europeos sigan ayudando a los palestinos en Cisjordania. «Pedimos a la UE y a la comunidad internacional -dijo en una entrevista con el portal 'Euractiv'- que transmitan a ambos un mensaje contundente de que nuestra lucha es sólo con Gaza».

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