VI Asamblea General

Inés Arrimadas asume que no supo reflotar Ciudadanos y se desquita con Edmundo Bal

La ya expresidenta del partido advierte en su último discurso contra los «cantos de sirena» del PP

Patricia Guasp, la voz amable y firme para reflotar Ciudadanos

Los nuevos líderes dejan en el aire el futuro político del ya exportavoz nacional

Inés Arrimadas y Patricia Guasp conversan junto a Edmundo Bal en la VI Asamblea General de Cs Guillermo Navarro | VÍDEO: EP

El último discurso de Inés Arrimadas como presidenta de Ciudadanos (Cs) ha dejado mensajes con varios destinatarios. Sin alusiones directas, pero con colmillo político y ante un auditorio repleto, la ya exlíder de los liberales se ha desquitado tras semanas de silencio en ... las que vivió desde la barrera las arremetidas de Edmundo Bal, su otrora mano derecha.

Momentos antes de su intervención en la VI Asamblea General de Cs, en La Nube de Pastrana, en Madrid, se ha proyectado un vídeo homenaje. Pero los 514 miembros asistentes al evento –390 compromisarios electos y los integrantes del Consejo General y la dirección salientes, así como los de la nueva ejecutiva– se revolvían en sus asientos a la espera de las últimas palabras en el cargo de la sucesora de Albert Rivera.

Ella estaba sentada en primera fila, sonriente, y justo al lado de un Bal taciturno, con gesto serio. Ha arrancado su intervención tras un largo aplauso, con sus correligionarios en pie, con palabras de agradecimiento a todos los militantes de Cs. Pero se ha acordado, en el único momento en el que ha estado cerca de dejarse llevar por la emoción, de «Marina y Dani»; Marina Bravo, su secretaria general, y Daniel Pérez Calvo, uno de sus dos vicesecretarios generales. Los dos leales en su núcleo.

Su otro vicesecretario general, Bal, se ha quedado sin mención expresa; en ese momento y en todo el discurso, aunque algunas de las frases más afiladas bien podrían tenerle a él de receptor. Hace semanas, aunque parece ya una eternidad, Arrimadas enfatizó al instar a su «amigo, compañero y mano derecha» a dar marcha atrás en su desafío, para poder integrarse los dos en una única candidatura de unidad.

Cainismo y Abel

No fue posible y, tras unas primarias fratricidas con durísimas acusaciones cruzadas, 'Renace tu partido', la lista en la que figuró Arrimadas, venció el duelo interno con un 53 por ciento de los votos frente al 39 por ciento cosechado por Bal y los suyos. «Esto no lo vamos a remontar atacándonos, peleándonos entre compañeros y echando la culpa a los demás. No se puede combatir el cainismo en España matando a Abel todas las semanas», ha advertido Arrimadas, cargando tintas.

«Quienes se creen más importantes son también los más prescindibles», ha agregado, de nuevo sin desvelar destinatario. Eso sí, no todo han sido reprimendas. Ha agradecido también la labor de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, que como ella está en el Comité Nacional, pero no en el Comité de Dirección –el órgano que lidiará con el peso de las decisiones diarias–.

Y también ha hecho autocrítica, reconociendo errores que no ha especificado, y asumiendo sin matices: «Yo no he sido capaz de corregir la mala situación en la que vivimos». Ahora, con agónicas encuestas que auguran la desaparición del partido, Arrimadas da un paso a un lado en la gestión de la formación, pero, al contrario que hizo Rivera en su momento, continúa en política como portavoz en el Congreso.

Ha sido una de las primeras cosas que ha remarcado, con el puesto de Bal todavía en el aire, a la espera de conocer si la nueva dirección lo mantiene en el cargo de portavoz adjunto en la Cámara Baja o corre el riesgo de provocar una rebelión en el grupo parlamentario quitándole la silla. Cabe recordar que seis de los nueve diputados apoyaron a Bal en las primarias.

Uno de los contrastes respecto a la V Asamblea General, la que se celebró telemáticamente por el coronavirus, ha sido el papel asumido este sábado por Arrimadas respecto al de Rivera. El primer presidente de Cs, que ostentó el cargo trece años, declinó participar en aquel cónclave, aunque después rectificó y envió un vídeo de apenas tres minutos para solventar su presencia.

«Quiero hacer un reconocimiento y un agradecimiento expreso al que fue nuestro presidente durante trece años, a nuestro compañero Albert Rivera. Muchas gracias, Albert», ha zanjado Arrimadas, pese al evidente distanciamiento que se produjo entre ellos cuando ella asumió las riendas y tendió la mano al Gobierno para combatir la pandemia del Covid-19.

Alegría y comprensión

Arrimadas se ha detenido también a alabar a los dos líderes que tendrá ahora Cs, aprobado ya el modelo bicéfalo: Patricia Guasp, portavoz política, y Adrián Vázquez, secretario general. «Vais a encontrar en mí alegría en los aciertos y comprensión en vuestros errores», ha prometido.

Pero a ellos también, y al nuevo Comité de Dirección por extensión, les ha lanzado un mensaje con la mirada puesta en Génova y en el interés del PP de atraer a sus filas a cargos de Cs: «No os dejéis llevar por cantos de sirena. Otros partidos no quieren nuestro proyecto, ni siquiera nuestros activos políticos, solo quieren nuestros votos».

Ha concluido su intervención como ha empezado. Con una ovación y gestos que son palabras. Se ha abrazado con Villacís, con Pérez, con Bravo, con Jordi Cañas... y apenas se ha intercambiado dos fríos besos con Bal. El hielo entre ellos, número uno y dos del partido en el Congreso, es el primer dilema que deberá resolver el Comité de Dirección.

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