Los once ataques directos de Pedro Sánchez contra el Partido Popular en su comparecencia en Ferraz

Recurrentemente durante su intervención principal, antes de responder a los periodistas, ha citado constantemente al Partido Popular en hasta en nueve ocasiones, en un intento de voltear la tortilla y sacar el foco de la corrupción de su organización y llevarla a su principal rival. «No puedo aceptar la idea absurda de que todos somos iguales y dejar en la estacada a millones de personas», ha asegurado Sánchez que se ha referido a su Ejecutivo y su rival como «el mejor Gobierno que ha tenido este país» frente a la «peor alternativa posible».

Y después, en las preguntas de los medios, añadió, al menos dos menciones más.

Poco tardó Sánchez en referirse al partido de Feijóo y ligar lo a la corrupción. «Dimos un paso al frente en 2018 por muchos motivos, pero uno de ellos fue acabar con una corrupción sistemática que metió el PP en las instituciones. Y creo que pese a estos errores por los que he pedido perdón, hemos mejorado, hemos logrado que lo que antes se obstruía o se amparaba, ahora se persiga como algo imperdonable. Pero queda trabajo por hacer, sigue habiendo corruptos y corruptores, y aunque es probable que nunca desaparezcan del todo, mi compromiso es tratar que los casos de corrupción sean cada vez más excepcionales», ha asegurado el presidente.

Ligada a la anterior idea, el secretario general de los socialistas ha afirmado lo siguiente: «Ni somos ni queremos ser como el PP ni como Vox». Y continuaba comparándose con los populares al asegurar que ellos no iban a «tapar la corrupción como ellos. Ni vamos a destruir ordenadores a martillazos, no vamos a tener sedes pagadas en b. Los que nos señalan con el dedo que dicen que son limpios y en cambio se abrazan a la señora Ayuso, al señor Moreno Bonilla, al señor Mazón... No somos perfectos, pero somos intransigentes con la corrupción, comentemos errores y sufrimos traiciones, pero el PSOE es una organización limpia».

Tras anunciar las medidas que el partido habían aprobado y la ronda de contactos que iba a mantener con las formaciones «que quisieran», en referencia a Podemos que ya ha rechazado el encuentro, y «que hubieran apoyado» la investidura de su Gobierno, volvía al ataque Sánchez contra los de Feijóo y también contra los de Abascal. «No queremos ser como quienes se rasgan las vestiduras en público y permiten la corrupción en casa», afirmaba. «Que pidan las dimisiones de sus líderes autonómicos en caso de financiación irregular, como Vox, o negligencias en la gestión de catástrofes (en indudable referencia al presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón). Vamos a actuar como lo estamos haciendo, como la oposición no actúa, pero no nos vamos a confundir en nuestros objetivos, que es una agenda progresista de derechos».

«No vamos a permitir que la presunta de corrupción de unos pocos pongan en riesgo los derechos de 48 millones de españoles y la integridad de una de las administraciones públicas más limpias de la historia de nuestro país y que se tumbe uno de los últimos gobiernos progresistas que quedan en la UE», ha explicado Sánchez, que a la vez que minimizaba el caso que le ha explotado a su partido ensalzaba sus logros. Lo decía claramente: «No vamos a romper la estabilidad de un país que vive un momento de crecimiento, para ponerlo en manos de PP y Vox, la peor opción posible».

No podía faltar, como hicieran durante la mañana de este lunes distintos miembros de la ejecutiva del PSOE, el reto a Feijóo y Abascal con la moción de censura. «Si Feijóo y Abascal están convencidos de que hemos perdido la legitimidad, deben proponer una moción de censura. Lo democrático es articular una mayoría alternativa en base a un proyecto de país. Que suban a la tribuna del Congreso y que expliquen a los españoles porque un Gobierno con reconocimiento internacional y que ha traído una prosperidad inédita debe dimitir por un presunto caso de corrupción». Mensaje que resulta paradójico al recordar su discurso en la moción de censura a Rajoy cuando dijo en 2014 aquello de «no basta con pedir disculpas, al Congreso se viene a asumir responsabilidades políticas».

«Entregar el país a PP y Vox que traen una agenda reaccionaria y que están involucrados en numerosas causas de corrupción sería una tremenda irresponsabilidad», ha sentenciado Sánchez en un nuevo e insistente torpedo hacia Génova. «Deberían autoexigirse lo que nosotros hacemos y exigirse y lo que nos exigen», ha señalado.

Sánchez volvió a recomendar a la oposición que presentaran «cuanto antes» la moción de censura, porque «a lo mejor después del verano llegan resoluciones de casos que afectan al Partido Popular y allí se verá quiénes son los delincuentes».

E insistía en compararse con PP y Vox: «Yo no persigo al que persigue el delito, ni ataco a los periodistas, ni me sirvo de manifestaciones neonazis ni de falsas denuncias de Hazte Oír o Manos Limpias». Indudables referencias a las causas abiertas contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, Begoña Gómez y el hermano del presidente, David Sánchez.

No perdió tampoco la oportunidad el presidente de reprochar a los de Feijóo que no hayan mostrado ninguna «solidaridad», con los «ataques sistemáticos», que según él ha sufrido su partido y las casas del pueblo. Algo que no espera de Vox, pero según parece sí le parece exigible al principal partido de la oposición.

Ya en el turno de preguntas y hablando sobre elecciones -cuyo anticipo ha descartado categóricamente- ha recordado que que durante en 2023 los presidentes socialistas autonómicos «se presentaron con el aval de su gestión», mientras que el PP se movilizó «con una foto» de Sánchez «con Txapote al lado». Ha añadido también que el PSOE no es el que «nacionaliza las elecciones».

Para finalizar, ha hecho mención a Pablo Casado, exlíder de los populares al que sustituyó Feijóo debido, según Sánchez, a su denuncia de «un caso de corrupción de la presidenta de la Comunidad de Madrid», Isabel Díaz Ayuso.