Al punto
La fría venganza de Mónica Oltra
«Provoca una terrible sensación de vergüenza ajena y pasmo por el cinismo que se escondía detrás de aquellas grandilocuentes proclamas»
La sombra de Mónica Oltra –alguien dirá la mala sombra y no le faltará razón— es alargada. Usted deduzca y piense lo que estime pertinente, pero podemos estar ante un desiderátum porque todo lo que tiene que ver con su caso cada vez resulta ... más sospechoso por increíble que parezca. Ella ya no está en la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, pero antes de salir y dar portazo su Departamento dejó una bomba con temporizador para que el explosivo adosado reventase como un «ahí queda eso».
«Eso» ha sido la denuncia ante la Fiscalía de Menores del presunto abandono del hijo de Maite, la muchacha de la que abusó quien fuera marido de la vicepresidenta, hechos por los que ya fue condenado a cinco años de prisión. Ingreso que está pendiente del recurso que presentó ante el Tribunal Supremo
Esa denuncia ante la Fiscalía añade acíbar al caso Oltra por si no fuese bastante la hiel con que se ha regado. Y provoca una terrible sensación de vergüenza ajena y pasmo por el cinismo que se escondía detrás de aquellas grandilocuentes proclamas, cacareadas por quienes quienes hace siete años prometían que su llegada al gobierno de la Generalitat tendría por objeto rescatar a las personas y terminar con la pésima hipoteca reputacional de la Comunidad Valenciana.
El caso Oltra debe diseccionarse por partes y analizar cuál de ellas resulta más indecente y retorcida. Juzgado y condenado el ex marido, conviene hacer repaso de todas las actuaciones e incidencias que «las rescatadoras de personas» han protagonizado por acción u omisión. Tantas, como estaciones tiene un viacrucis.
-Abuso reiterado de la menor con prevalimiento de edad y autoridad del educador que debía tutelarla.
-Sorprendente y culposo desconocimiento de los hechos por parte de la Consellería.
-Negación reiterada de la denuncia hecha por la muchacha ante los responsables del centro en que se hallaba ingresada.
-Lentitud y apática pachorra en apartar al rijoso acosador de la víctima.
-Conducción esposada de la menor ante la Justicia siendo víctima.
-Petición de informes por parte de la Consellería a gabinetes de estudios vinculados a la misma con los que tratar de desacreditar la versión de la muchacha.
-Puesta en marcha de una instrucción paralela en la consellería para encubrir los hechos, lo que ha dado pie a la instrucción judicial e investigación de trece altos cargos de la consellería, entre ellos la propia Mónica Oltra.
-Chulesca declaración de Mónica Oltra reclamando para si todas las responsabilidades de sus subordinados y luego llamándose a andana.
-Campaña de descalificación en redes y medios oficialistas de la acusación particular cuya denuncia dio pie a las diligencias previas.
-Despido de Maite y su pareja del hospital de Torrevieja tan pronto como la Generalitat revirtió a pública la gestión del mismo, con el agravante de no ofrecerles la ayuda del mínimo vital o de reinserción social.
-Reiteradas comparecencias en las Corts de Mónica Oltra para dar una versión de los hechos que, de momento, la Justicia no considera ni ciertos ni creíbles.
-Obstinación de Mónica Oltra en no querer dejar el cargo, en clara demostración de incoherencia por no hacer lo que ella exigió que hiciesen otros cuando eran investigados.
-Denuncia de la vicepresidente y consellera Mónica Oltra antes de dejar el cargo, solicitando a la Fiscalía de Menores que se investigue si Maite y su pareja tienen abandonado a su hijo.
-Ni una sola palabra de perdón a Maite, ni de afecto, ni de solidaridad, ni de apoyo, por parte de Mónica Oltra, ni de ningún otro conseller o consellera, ni del propio presidente Puig, ni de la ministra de Igualdá, ni de ningún colectivo feminista, ni del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
A la vista de este sindiós protagonizado por la dimitida y con la complicidad por acción u omisión del Consell en pleno, todo parece indicar que esto va para largo. Lo peor, lo más injusto y terrible, el calvario de los santos inocentes de esta espantosa historia, como son el niño de Maite y el que viene en camino, condenados a malvivir en un valle de lágrimas
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