«Isabel no se suicidó esa noche»: la lucha incansable de un padre para esclarecer la muerte de su hija
Rafael Martínez lleva la batalla judicial a la Audiencia de Valencia después de que un juez de Requena archivara la denuncia por omisión de socorro contra tres hombres que instaron a su primogénita a saltar por el balcón
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Los padres de Isabel lucen junto a la pancarta de la campaña a favor de la salud mental en honor a su hija
«Ahora ya duermes eternamente princesa. Quizás esa noche lo mejor es que acabase así, en la puerta de casa. No imagino lo que te hubiese pasado si llegas a subir a ese coche». No es ningún consuelo, pero es uno de los miles de ... pensamientos que recorren la cabeza de Rafael Martínez dieciséis meses después de la muerte de su hija Isabel. La adolescente se precipitó por el balcón de su domicilio ubicado en Requena (Valencia) y, en un primer momento, su familia consideró la opción del suicidio dado el preocupante cuadro clínico que presentaba, enferma de anorexia y con conductas evidenciadas a sus terapeutas. Después, en pleno curso de la investigación, descubrieron que tres hombres la convencieron por Instagram para fugarse de casa. En el intento, se golpeó la cabeza y murió en el acto a causa de traumatismo craneoencefálico severo, mientras estos abandonaban apresurados el lugar.
Año y cuatro meses después del fallecimiento de Isabel, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Requena ha archivado la denuncia por omisión de socorro contra los tres varones acusados de huir cuando la joven se estrelló contra el suelo. Según este documento, que obra en poder de ABC, se estima que «no aparece debidamente justificada la perpetración del delito», pues los citados hombres «se marcharon pero regresaron un minuto después, dos o uno de ellos, para asistir a la accidentada, encontrándose también otras personas auxiliándola».
Frente a este fallo, Rafael ha trasladado la querella a la Audiencia Provincial de Valencia ya que estas personas «fueron las últimas en tener contacto con la menor», la cual y tras la revisión de los hechos, se puede deducir que «el motivo de su muerte no fue el suicidio», lo que posibilitaría la perpetración de la omisión de socorro e instigación a la fuga de la menor.
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En el documento presentado en los Juzgados de Valencia, los letrados que defienden a los padres de Isabel señalan que «no pueden compartir la tesis de la juzgadora» pese a que «es cierto» que los querellados, testigos de la precipitación, se marcharon del lugar en un primer momento y un minuto después regresaran a socorrerla, «esta situación ya supondría la automática apertura de las actuaciones».
Además, indican que, «no es cierto que fuera un minuto» conforme se deduce del propio atestado, máxime cuando la propia testigo reprochó la conducta a los investigados según declaró ante la Guardia Civil. «El delito se consuma desde el momento en que se marchó del lugar el causante del accidente cuando nadie estaba prestando ningún auxilio a la víctima. El que tal auxilio pudiera producirse después no puede incidir en la realidad de un delito que ya antes había quedado perfeccionado», sostiene el abogado de Rafael.
Así, el padre descarta el suicidio como el motivo de la muerte de su hija, «como en un principio y debido a su enfermedad e intentos previos parecían indicar», sino que la causa es por accidente, a su parecer, «provocado por una actitud más que reprochable y una conducta imprudente» de tres individuos, cuya «voluntad prima sobre la de una niña menor de edad y que está enferma».
«Estoy en mi derecho como padre de pedir justicia»
«Desde mi punto de vista lógicamente es difícil ser imparcial, pero por mas que leo los atestados, declaraciones de testigos, la jurisprudencia y los artículos del Código Penal en los que basamos nuestra denuncia, no comprendo por qué no se acepta el caso», explica a este periódico. «Creo estar en mi derecho como padre y ciudadano a pedir acceso a la Justicia para aclarar lo sucedido esa noche», subraya.
Sobre ello, en el documento de apelación presentado ante la Audiencia Provincial, lamenta que se «olvide» la investigación por otro supuesto delito de quebrantamiento de los deberes de cuestiona, el cual «queda perfectamente reflejado con los mensajes, si bien sesgados, que se acompañan entre las cuentas de Instagram y que fueron modificados por uno de los acusados».
Imagen de Rafael Martínez junto a su hija Isabel
«Todo esto me sorprende más aun cuando somos un país donde luchamos, como no puede otro modo, por los derechos de la mujer. Mi hija era una niña enferma vulnerable y su madre está destrozada», implora Rafael. En cuanto a la enfermedad que sufría Isabel, explica que en los dos últimos meses de vida empeoró su estado mental debido a un «tratamiento indebido» por sus terapeutas, a las que denunció pero también se archivó la querella.
«Mi hija no tendría que estar en mi casa ya que cumplía todos los requisitos para estar ingresada como solicitamos y advertimos sobre su conducta errática, ratificada por un peritaje y diferentes informes médicos», asevera. Además, «si estos individuos no hubieran llamado e insistido con más de 25 años a mi hija, aprovechándose de su estado de vulnerabilidad, ella hubiese seguido durmiendo», insiste.
Sobre la denuncia archivada contra las terapeutas de Isabel, Rafael detalló en ABC algunas de las frases, recogidas en los informes médicos, que les dijeron ambas profesionales sanitarias: «Los niños tienen que experimentar», sobre el consumo de drogas; o «solamente quería llamar la atención». «Ha pensado en defenestrarse pero como vive en un segundo piso sabe que puede hacerse mucho daño y puede no perecer en el intento. Se ha realizado cortes en el antebrazo y se ha informado de cómo hacerlo correctamente pero de momento no se ha atrevido», describió la psiquiatra en un parte.
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