El último liberal
Sucesión o enredo
Varias alternativas de sucesores, luchas de poder entre ellos, estrategias sobre el quién, el cómo y el cuándo
Valencia
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Iniciar sesiónCuarenta años separan a dos de las series que habitualmente figuran en las listas de las mejores producciones televisivas según distintos organismos. Sus nombres ya anticipan la temática de cada una.
«Succession», de 2018, como su propio título sugiere, aborda las luchas de ... poder en el seno de una empresa familiar cuando la salud del patriarca genera mucho más que incertidumbre. «Enredo», una maravillosa serie de 1977 que se emitía casi de madrugada en una época en la que no existían ni el streaming ni las plataformas digitales, era una irreverente comedia sobre las relaciones familiares, con gags que hoy provocarían mucho más que polémica.
Aunque no debería ser así, uno podría entender que, con la dimisión del President de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, nuestra Comunidad estuviera viviendo una situación parecida a la de Succession: varias alternativas de sucesores, luchas de poder entre ellos, estrategias sobre el quién, el cómo y el cuándo… y un sinfín de tramas similares.
Y es que el asunto no es sencillo: al no disponer de mayoría absoluta, el Partido Popular necesita pactar con Vox si no quiere verse abocado a unas nuevas elecciones. Con ello, la estrategia política deja de depender de un solo partido para depender de dos.
Sin embargo, dada la complejidad, gravedad e importancia del momento, lo que uno no alcanza a entender es por qué la Comunidad Valenciana se parece más a Enredo que a Succession. Me explico: tenemos un presidente autonómico que dimite el mismo día en que se inicia el juicio contra el fiscal general del Estado, muy vinculado con sus rivales políticos. ¡Anda que no había días para presentar la dimisión!
Pero no solo eso. Uno, que para muchas cosas aún peca de ingenuo, podría pensar que los líderes del PP y Vox ya habrían acordado la sucesión antes de pulsar el botón rojo, dado el riesgo evidente de que la izquierda vuelva a hacerse con el poder en nuestra Comunidad. Pero empieza a parecer que no: que Mazón se ha tirado, o lo han tirado, a la piscina con el consentimiento de la cúpula del partido… sin comprobar si había agua. O, en caso de haberla, si no estaba llena de pirañas.
Después nos cuentan, de la noche a la mañana, que solo hay dos posibles candidatos a suceder a Mazón, y que una de ellas —María José Catalá— no debería abandonar la alcaldía de València. El grupo parlamentario del PP no estará formado por Churchill, Kennedy y Thatcher, pero sí cuenta con más de un perfil de personas que han dirigido grandes ayuntamientos o asumido responsabilidades relevantes, y que al menos podrían haber sido tenidas en cuenta. Así, el probable sucesor, Juanfran Pérez Llorca, no habría quedado como el «mal menor», sino como un candidato de peso.
Pero el enredo crece: este último es citado curiosamente por la jueza de Catarroja para que aclare qué hizo Mazón el «día de autos». A mí me llama poderosamente la atención la instrucción del caso. Parece que el objetivo principal es averiguar si Mazón estaba comiendo aquel día o jugando al Catán; si acompañó o no a la periodista al aparcamiento; si fue al Palau antes o después de ducharse. Parece evidente que Mazón no estaba en el Cecopi aquel día, y lo realmente importante sería determinar si tenía la obligación de haber estado allí y si su presencia habría cambiado algo en el desarrollo del desastre.
Y mientras tanto, seguimos sin saber quién ordenó retirar a los bomberos del barranco del Poyo sin avisar, o por qué desde la Confederación no se llamó a los operarios de reserva (o incluso en teletrabajo) si tan evidente era la tragedia que se avecinaba. Nada: el enredo está en la comida y sobremesa del President.
Para mayor enredo, el portavoz socialista en Les Corts, José Muñoz, se muestra escandalizado porque Juanfran Pérez Llorca haya sido citado por la jueza. Ojo: le escandaliza que un rival político sea llamado como testigo, mientras considera normal que su compañero socialista, candidato a la Junta de Extremadura, esté actualmente en situación de procesado. Diría yo que los socialistas manejan una vara de medir bastante poco objetiva.
Pero uno sale un momento a las redes sociales y observa, atónito, cómo la alternativa de la izquierda, con la ministra Diana Morant y la delegada del Gobierno Pilar Bernabé, se enzarzan en Twitter en una pelea de cantina con el presidente de la Diputación de València, Vicente Mompó.
Definitivamente, estamos en Enredo, donde ya no falta nadie. De hecho, en la serie hasta aparecía un general retirado. Dan ganas de hacer como uno de los personajes, que creía tener el poder de la invisibilidad y desaparecía cuando la tensión en escena aumentaba. Pero me temo que, cuando recuperes la visibilidad, todo seguirá igual… esperemos que no.
Coda
Un gag de la serie me recordaba enormemente la situación de Junts con el PSOE. Una de las protagonistas, que mantenía una relación extramatrimonial con su profesor de tenis, le dice a su hermana que no volverá a ver a su amante. Cuando esta le pregunta cuándo se lo va a decir, la primera responde: «La próxima vez que lo vea».
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