Solsticio de invierno

De las cabalgatas de Reyes, los de Oriente, he de reconocer que sigo en estado de shock tras ver cómo el ayuntamiento de Madrid decidía vestir a Sus Majestades. Una mezcla entre un hippie de los 60 y el Mago Merlín, para Baltasar, aún mejor, mantel estampado que dolía a la vista si no llevabas gafas de sol con filtro alto. Menos mal que mi hijo tiene 11 años y el desengaño de la identidad de los Reyes ya lo ha pasado, porque tener que explicar a un niño lo de los atuendos de los magos de Oriente madrileños, es un partido en el que nunca querría verme.

También reconozco que he tenido suerte en que mi hijo no me pregunte por la cabalgata de las magas republicanas de Ribó , por que si salir airoso de lo de Madrid lo tenía mal, explicar a un niño lo de las semi cupletistas en el balcón del Ayuntamiento en plenas navidades, debería convalidar con al menos un curso en sociología infantil.

La duda es: ¿ qué será lo siguiente que le de por celebrar al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valencia ? Si se ha rememorado una celebración de 1937, que se celebró en una única ocasión -y de la que hasta la semana pasada tendría conocimiento, como mucho, uno de cada 300.000 valencianos-,casi me pongo a temblar con lo próximo.

La duda es qué pensará el votante de Ribó tras el esperpento de las «magas» . Si le votaron para cosas como esta, poco que decir y enhorabuena por sus conocimientos de historia de la ciudad. Si espectáculos como los del pasado domingo a más de uno le ha dado que pensar, espero que sirva para que alguien en el Ayuntamiento reaccione cuando algún fenómeno aparezca con la próxima genialidad.