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Política

Montiel relata en su libro la «sorpresa» que generó en Podemos que Oltra cediera a Puig la presidencia

El exlíder de los morados en la Comunidad Valenciana critica que la vicepresidenta de la Generalitat se saltara a la dirección autonómica para pedir el apoyo a Pablo Iglesias

Recuerda que el PSPV incumplió su promesa de reparto de la mesa de las Cortes y explica cómo la revisión del Acuerdo del Botánico estuvo a punto de no firmarse durante 20 minutos

Ximo Puig, Mónica Oltra y Antonio Montiel, durante la firma del Acuerdo del Botánico MIKEL PONCE/ROBER SOLSONA

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Antonio Montiel compagina su regreso a la Administración (concretamente en el Ayuntamiento de Albal) con actos de presentación de su libro, en el que ha trabajado durante más de un año. El primer líder de Podemos en la Comunidad Valenciana anunciaba a finales de febrero que dejaba la primera línea de la política y renunciaba a formar parte de las listas electorales. Sus duras críticas a la formación por los «personalismos» o los conflictos internos con los cuales aseguraba que se habían «perdido el respeto» generaron descontento entre los actuales dirigentes, los cuales lamentaron el modo de marcharse.

Montiel deja de lado los problemas internos del partido en su libro, titulado Acord del Botánic y en el que desgrana, junto al politólogo Gonzalo Guillén, el pacto de Gobierno que pervivió durante la pasada legislatura y las relaciones con sus socios de PSPV y Compromís (especialmente la evolución con estos últimos).

La firma, cuya fotografía ocupa la portada, tuvo lugar el 11 de junio de 2015, pero el camino hasta la instantánea no fue sencillo. Ni tampoco el hecho de que se llegara a esta suerte de tratado entre fuerzas sin que todavía se hubiera designado presidente de la Generalitat. Una forma de desligar a las personas con la famosa frase de «primero el qué y luego el quién» que, sin embargo, contrasta con las maniobras -lógicas en estos escenarios- que seguía cada formación por su lado.

Son varios los episodios destacados, aunque existe una tesis que ocupa numerosas páginas: la sorpresa que generó en Podemos el hecho de que Mónica Oltra cediera a Ximo Puig la presidencia de la Generalitat sin ni siquiera avisarles.

Montiel recuerda que meses antes de las elecciones de mayo de 2015, los morados ya habían expresado su preferencia por un Consell al fente del cual se encontrara Compromís, una opción que beneficiaba a su posición y que facilitaba las confluencias territoriales para cumplir con la expectativa de «sorpasso» al PSOE en los comicios generales que se celebraban a finales de ese mismo año.

Oltra realizó varios movimientos en este sentido. El exlíder valenciano de Podemos relata que ésta mantuvo un encuentro con Pablo Iglesias en Madrid saltándose a la dirección autonómica -«la que tenía capacidad de darle materialmente su voto en las Cortes»- que posteriormente le transmitió. «Dispuesta a ser presidenta con nuestro apoyo», le escribió Iglesias a Montiel. Un día después, la propia Oltra se lo confirmaba en persona. La reunión, señala en el libro, generó inquietud tanto en filas socialistas como en un sector del Bloc por «comprometer al conjunto de Compromís».

Montiel, Puig y Oltra en el Jardín del Botánico en junio de 2015 ROBER SOLSONA

La presión desde su entorno siguió aumentando en las jornadas siguientes. Pasqual Mollà, histórico dirigente nacionalista y fundador de Iniciativa, cuestionaba públicamente la legitimidad del PSPV para presidir el Consell y les negaba credibilidad para liderar el cambio. A lo que otro veterano socialista, Alfred Boix, respondía sientiéndose «insultado» y declarando suspendidas las negociaciones entre ambas fuerzas.

«El bloqueo era real» , indica Montiel en su libro, en el que explica que mandó un Whatsapp a Puig: «Nuestro pueblo se merece un nuevo esfuerzo para acercar posiciones». «La gente se merece un gobierno progresista donde los socios se respeten», contestó él.

Esa paralización de las conversaciones tenía lugar a 48 horas de la constitución de las Cortes, pero con el escenario del Parlamento autonómico de fondo, Oltra le pidió a Puig «confianza» y un plus de tiempo. Al día siguiente, anunciaba que le respaldaría como jefe del Consell a cambio de una propuesta de Gobierno paritario del cual sería vicepresidenta y portavoz, y un reparto de áreas.

Habló de puestos reservados para Podemos cuando, apunta Montiel, era conocedora de que sólo entrarían si la presidencia era de Compromís. Los morados se desvincularon de este planteamiento y la negociaciones siguieron entre la coalición y los socialistas, que finalmente llegaron a un acuerdo por el que los segundos cedían a cambio los ayuntamientos en los que los primeros hubieran quedado por encima en número de votos. Una oferta que, señala el exlíder valenciano de Podemos, en modo alguno podía competir con ellos por su escasa representación municipal y, además, no era desdeñada especialmente por el Bloc al poder quintuplicar las alcaldías junto a la «joya de la corona» de Valencia ciudad. Finalmente tuvo lugar la investidura de Ximo Puig, pero las propuestas de Podemos para los primeros 100 días de Gobierno no llegarían a materializarse, quedando así en una posición secundaria.

Revisión tensa

Y si ya fue tenso el pacto inicial, la revisión del Acuerdo del Botánico en enero de 2017 no lo fue menos, expone Montiel. Largamente negociada, estuvo a punto de frustrarse durante la media hora previa a la firma , mientras los periodistas esperaban a que los líderes de los tres partidos aparecieran. La causa fue que «se empeñó el equipo de vicepresidencia» en ligar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas a los apartados del nuevo acuerdo. Una sorpresiva versión del documento que tenían que sucribir que acabó siendo la definitiva y que provocó que los morados se plantearan suspender el acto de la firma, aunque finalmente se estampó la rúbrica.

Revisión del Acuerdo del Botánico, en enero de 2017, que estuvo a punto de no firmarse MIKEL PONCE

El que fuera secretario general de Podemos también reflexiona a lo largo de su libro sobre la no entrada al Consell hacia la mitad de la legislatura. « Faltó decisión en la dirección autonómic a para convocar, sin contar con un respaldo claro de Madrid, la consulta entre las bases por temor a fracturar una organización que aún no había acabado siquiera de asentarse», concluye. Aun así, opina que tampoco hubiera sido una opción en la que Compromís se hubiera mostrado del todo favorable al reducir su peso en el Ejecutivo autonómico.

Montiel critica, asimismo, otras cuestiones, como el hecho de que los «lermistas» veteranos del PSPV fueran partidarios de un acuerdo con Ciudadanos; que los socialistas dieran una vicepresidencia de las Cortes al PP en lugar de a Podemos; la erosión de relaciones con Compromís incluso tras la confluencia a las elecciones generales; o las limitaciones e incumplimientos del Acuerdo del Botánico, entre ellos la famosa auditoría ciudadana que nunca se desarrolló. Pese a todo, considera que el pacto de gobierno es un «símbolo del cambio político» sin que pueda patrimonializarlo ningún partido.

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