Un informe de la federación de tiro mide la puntería del acusado en 251 puntos sobre 600

A petición del juez, José Luis de la Fuente, esta agrupación deportiva remitió el pasado 3 de marzo una relación de sus registros en cinco open autonómicos sucesivos -a la que ha tenido acceso ABC- en la modalidad de « pistola de fuego central », entre 2011 y 2015, en los que obtuvo los siguientes resultados: 166, 163, 195, 251 y 167 puntos. Siempre sobre 600 posibles efectuando 60 disparos.

Esta experiencia en el manejo de las armas pesa en la investigación policial como indicio de que el único sospechoso hasta la fecha del asesinato pudo efectivamente consumarlo. En la normativa de esta competición autonómica se establece que se puede participar con revólver o pistola y está prohibida su manipulación. Precisamente eso es lo que deduce la Policía Nacional que hizo López con el arma utilizada para abatir a la víctima, y consideran que tiene la pericia necesaria porque su padre había sido tornero y pudo transmitirle algunos conocimientos del oficio.

El entorno familiar que defiende la inocencia del único acusado, representado por las tres hijas, restó relevancia a su afición a las armas, que calificaron de esporádica. En su domicilio se encontraron varias pistolas , todas en situación legal con las licencias corrrespondientes. El fiscal le acusa, no obstante, de posesión ilícita de la pistola utilizada para el crimen , que no se ha encontrado, y se cree que pudo ser una pieza antigua trucada.

Según consta también en el sumario, los agentes consideran que los dos disparos no fueron obra de un sicario, ya que la víctima murió desangrada y no al instante, como probablemente habría ocurrido en caso de una ejecución a manos de un profesional. Esta tesis también parece corroborada por el tiempo transcurrido entre la hora de las detonaciones, sobre las 18.35 horas del pasado 9 de diciembre, y el momento de la muerte, si los empleados del concesionario de coches Novocar la encontraron todavía con vida, agonizando, aproximadamente un cuarto de hora después, cuando llamaron a Emergencias.

En el informe solicitado por el juez al servicio de atención telefónica del 112 al que ha tenido acceso ABC se constata ese paréntesis temporal entre los disparos y el fallecimiento de María del Carmen Martínez, además con una percepción confusa por parte de las primeras personas que intentaron sin éxito auxiliar a la mujer herida mortalmente.

A las 18.55 horas se registró la primera llamada , en la que el interlocutor alerta al personal de Emergencias de que hay un varón que se ha desmayado y está inconsciente. A la pregunta del telefonista de si esa persona tiene mareos o sensación de perder el conocimiento, la respuesta es que sí, reiterando que está inconsciente. Y acerca de dónde se encontraba, queda constancia en el informe de que en la vía pública, seguramente una confusión fruto del momento de tensión, ya que la víctima estaba en el lavadero del concesionario, dentro del recinto del establecimiento y bajo techo , visible, eso sí, desde la calle, aunque a cierta distancia.

A las 19.01 horas, el testigo que mantiene la comunicación con el 112 se da cuenta de que se trata de una mujer y no de un hombre, de hecho, ya la identifica como «cliente» del concesionario, porque ha reconocido a la propietaria del concesionario -tal como luego testifica ante la Policía y en sede judicial-, y mantiene todavía su apreciación de que «sigue inconsciente», por su inmovilidad, aunque a esa hora seguramente ya había expirado.

El informe de este centro de coordinación de Emergencias, remitido desde la Conselleria de Sanidad de la Generalitat Valenciana , concluye señalando que los familiares directos de la víctima no quisieron ser trasladados y precisaron asistencia in situ por una «posible crisis de ansiedad». Esta intervención se dio por concluida pasadas las ocho de la tarde.