La movilidad entra en campaña

La propia alcaldesa, Ada Colau , lo hizo. Candidata a la reelección, y tras un mandato en el que las constantes huelgas de Metro han marcado su acción en materia de transporte público, anunció una rebaja de la T-Mes de 54 a 40 euros junto a un incremento de la capacidad del transporte público del 30 % y también un aumento de la frecuencia del Metro, para que los convoyes pasen cada dos minutos y medio.

Además, durante sus explicaciones en un ciclo de la agencia Efe también abogó por reformular la T-Joven para que deje de ser un título trimestral de 105 euros y sea un abono mensual, de 30 euros y para extender la T-16 a las tres zonas tarifarias. «Mañana mismo si hay voluntad política y sin esperar a un acuerdo con el Estado», sobre la financiación del transporte público metropolitano, pueden llegar estas mejoras, aseguró: su fórmula pasa por conseguir recaudar el 100 % de la tasa turística de la ciudad -una demanda histórica del Consistorio, que está en contra del 50 % que recibe a día de hoy- y por añadir a este impuesto para los visitantes un recargo extra destinado a la financiación del transporte público sobre este impuesto, como ya contempla la ley catalana de financiación del transporte público.

Cogiendo las políticas de movilidad como pretexto, Colau aprovechó para presionar a Pedro Sánchez con la entrada de sus socios al próximo Gobierno. Así, recordó que su espacio político está a su disposición para trabajar para priorizar las políticas sociales. «Estamos para dar estabilidad y formar un gobierno progresista», remarcó.

Por su parte, el candidato del PP a la alcaldía de Barcelona, Josep Bou , denunció desde el Metro en la Zona Universitaria -donde tiene que llegar la L9- y ejemplificando con el sector empresarial del que procede, que no puede ser que un billete de Metro sea más caro que una barra de pan. «¡Y tanto que bajaría el precio del transporte público! Porque de ninguna de las maneras puede costar tanto». Así, lamentó la «inflación brutal» del transporte público, comparándolo además con la evolución del precio del pan, tal y como recogió Efe.

Bou recordó que, en su día, los billetes de tranvía y de autobús le costaban 2,50 y 2 pesetas, respectivamente, mientras que una «barra de medio» subía hasta las 4 pesetas, y una de cuarto tenía el mismo coste que un billete de tranvía. Ahora, una baguette cuesta entre 60 céntimos de euro y un euro -si el pan es «muy bueno» -, mientras que un billete sencillo en Barcelona asciende hasta los 2,20 euros.

El alcaldable del PP , «partidario de subvencionar las cosas» siempre y cuando «cuesten un poquito» de dinero al usuario, apuesta por la bajada de precios y también por pedir al Estado una aportación de 100 millones para el transporte metropolitano. «Hace falta más inversión en el transporte público y menos en embajadas imaginarias de repúblicas que no existen», sentenció.

Por su cuenta, el candidato del PSC, Jaume Collboni , propuso ampliar la cobertura de la T-Rosa a los 25.000 parados de larga duración de la capital catalana como una medida para fomentar «la cohesión social y la igualdad de oportunidades». El candidato, que llegó en bicicleta al acto para presentar sus políticas de movilidad, criticó que Colau prometa rebajas en las tarifas del transporte público «cuando hace poco las subió». «Le pido a Colau rigor y que no nos tome el pelo. Si esto era viable, lo podía haber planteado en su momento», añadió. Collboni también se fija acabar la L9, ampliar la red de Cercanías y acabar con la conflictividad en el Metro.