Suscribete a
ABC Premium

Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Stalin

«La muerte de Stalin» habla también del «proceso» y el independentismo catalán con sus astucias, intrigas, luchas por el poder, movilizaciones...

Se lo cuento. La semana pasada fui al cine a ver «La muerte de Stalin». Una sátira que retrata el culto a la personalidad, la hipocresía y astucia de una camarilla cuyos intrigantes dirigentes aspiran a tomar el poder, los hombres de confianza que dejan ... de serlo, la movilización a la carta de una masa que comulga a ciegas con el líder y la causa, el miedo de la disidencia, la desaparición de documentos comprometedores, la legalidad a gusto del mando, los cortes de las vías de comunicación si conviene, y –como no podía ser de otra manera– las mentiras, los lloros, los ritos, los mitos y las emociones, con personajes atrabiliarios incluidos, de un paisaje y paisanaje –nada ni nadie es inocente– digno de ser estudiado por un amplio abanico de científicos sociales. Todo ello –como afirma la crítica cinematográfica de Rodríguez Marchante en estas mismas páginas–, «escrupulosamente real». Un sarcasmo –concluía el crítico– que «teatraliza los interiores del alma soviética» y convierte la realidad social y política en «risa colmillera». En definitiva, «una farsa no falsa».

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia