Spectator in Barcino
Los peores abogados de Cataluña
Eliminación de la sedición, indultos, amnistía, competencias de emigración, gestión de secretarios e interventores electorales, hacienda catalana... Oneroso precio para la convivencia y la cohesión del Estado
Artículos de Sergi Doria en ABC

Posiblemente la mejor solución al contencioso de Villanueva de Sijena es que las pinturas permanezcan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC); aunque, como deja claro la sentencia, la propiedad patrimonial de Aragón es indudable. Es lo que dicta el criterio estrictamente ... técnico aplicado al Guernica o la Dama de Elche. También debería aclararse que el arquitecto e historiador Josep Gudiol Ricart, responsable del Comité para la Salvación del Patrimonio Artístico, que en 1936 arrancó los murales del monasterio excepto el ábside mayor que se había salvado de las llamas no cometió expolio. Procedió de igual manera que en otras iglesias profanadas por la revolución: en Barcelona, Cardona, Sant Martí Sescorts, Folguerola o Sant Quirze de Pedret. Se acusó a Gudiol de lucrarse con ese patrimonio, se dijo que sus colaboradores desconocían la técnica del arranque de pinturas. En su testimonio de descargo, depurado por el franquismo, Gudiol argumentó que «los mismos que ejecutaron esta obra están actualmente como técnicos en la Junta de Patrimonio Nacional, ejecutando con gran éxito el arranque de unas pinturas del siglo XIV en Valladolid».
Lo dicho sería asumible si Cataluña no estuviera secuestrada por el nacionalismo independentista que hace de la deslealtad al Estado y el «lo volveremos a hacer» su 'modus operandi'. Cuando Gudiol rescató las pinturas aragonesas el MNAC no llevaba la N de nacional. Se llamaba Museo de Arte de Cataluña (MAC). La N se la puso Pujol en 1995. Una N de Nación pesa mucho en quienes desconfían de las «buenas intenciones» de esos dirigentes catalanes que acusan de «expolio fiscal» a España: lo verbalizan en el Congreso y Senado desde las bancadas de Junts y Esquerra. ¿Para qué confiar un patrimonio español a quienes amenazan cada día con irse de España? Tampoco ayudan ceremonias como la entrega del Premio de Honor de las Letras Catalanas a Pere Lluís Font. El filósofo y teólogo, o más teólogo que filósofo, proclama que «la convivencia es una virtud inestimable, pero a menudo comporta que sea el débil el que se ha de aguantar» y aconseja «no dejarse llevar por ideas falsas del bilingüismo». Los asistentes al acto de Òmnium Cultural lo celebraron con un escrache a Salvador Illa. El cabizbajo presidente socialista acaba de regalarles el Pacto Nacional por la Lengua, pero ha acatado la sentencia de Sijena. A su vera, el risueño Josep Rull, presidente del Parlament y segunda autoridad de Cataluña, se rompía las manos dando palmas: «¡¡In-indé-independenciá!!». Eliminación de la sedición, indultos, amnistía, competencias de emigración, gestión de secretarios e interventores electorales, hacienda catalana… El «reencuentro entre catalanes» que propaga Sánchez mientras paga las deudas a los partidos independentistas que prolongan su vida política. Oneroso precio para la convivencia y la cohesión del Estado.
Con este ambiente envenenado por un separatismo que resiste por la debilidad del gobierno nacional, se entiende que en Aragón no acepten lo que, en otro contexto político (pensemos en los años de la Transición) sería un criterio técnico: dejar las pinturas donde están para no dañarlas en el traslado. El nacionalismo secesionista lo ha contaminado todo. Lo escribió Manuel Chaves Nogales en 1936: los políticos catalanistas eran «pésimos abogados de su propia causa» constataba en sus crónicas catalanas. Pésimos abogados como el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich: «Aspiramos a la plenitud nacional que han alcanzado tantos pueblos y naciones… Aspiramos a estar con gente libre en una tierra libre». Y luego se quejarán de catalanofobia. De los españoles, de los europeos que no incorporan la lengua catalana… O del sistema solar, incapaz de alumbrar, solamente, a los pueblos elegidos.
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