Fue en la primera de 2022 cuando la Policía Nacional detectó esta actividad irregular que, tras un año de pesquisas, se ha saldado con la detención de los dos captadores, e investiga a otras dos personas más, por delito continuado de falsedad de certificados e intrusismo profesional.
Lo hacían en un centro médico de reconocimiento de conductores, ubicado en Sant Carles de La Ràpita (Tarragona). Las datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) arrojaron que, durante los últimos tres años, seis conductores que tenían prohibido circular por si condición psico-física, habían obtenido la autorización en el citado centro. Las enfermedades había mejorado o desaparecido.
El titular de la clínica, médico, falleció en 2015, pero aún así el espacio siguió funcionado porque fue uno de sus hijos, en colaboración de otro médico, quién tomó el testigo, sin informar a la DGT. Cuando los agentes tomaron declaración a los beneficiarios del fraude, éstos aseguraron no saber que se trataba de un trámite irregular. Explicaron, eso sí, que pagaron entre 100 y 170 euros por renovar el carnet.
Tampoco los ancianos a los captaban, en su mayoría, en sus propias casas o en bares y centros del municipio.
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