Aragonès da por hecho que Feijóo será el próximo presidente del Gobierno y pide «defender Cataluña»

Un día después de que Sánchez anunciara el adelanto electoral para el 23J, como consecuencia del resultado de las elecciones municipales y autonómicas para el PSOE, y que desde Junts se pidiera a ERC y la CUP (que han cosechado un mal resultado el 28M) acudir juntos, en una misma lista electoral, a la cita de finales de julio, Aragonès ha asegurado que «la hora es grave y hay que defender Cataluña», porque, en su opinión, PP y Vox ganarán las elecciones del 23J. Y «son los partidos que más han atacado a Cataluña y todo lo que representa la idea de país ampliamente compartida en nuestra casa».

El presidente autonómico, que en su intervención ha hecho referencia a que el Gobierno de Sánchez ha sido una oportunidad para los independentistas porque les permite avanzar en su objetivo, ha fijado que «defender Cataluña» es «defender las escuelas y la sanidad catalana», «los derechos civiles y políticos», «la igualdad de todas las personas», «las instituciones catalanas y el derecho a escoger nuestro futuro libremente como pueblo».

Así, ante al augurio de que Alberto Núñez Feijóo (PP) será el próximo presidente del Gobierno, Aragonès ha hecho un llamamiento para que los independentistas y los comunes se movilicen juntos formando un «frente democrático para el 23J», pues, en su opinión, «nos lo jugamos todo». Y ha añadido que «estamos ante un escenario nuevo» lo que supone «unidad», «generosidad» y «firmeza» para hacer frente al próximo Ejecutivo, lo que incluye, también, reformar el Govern que ahora solo ostenta ERC.

Estas palabras han sido respondidas rápidamente por la presidenta de Junts, Laura Borràs, que ayer, por boca de su secretario general, Jordi Turull, pidió a ERC y la CUP acudir al 23J en una misma lista conjunta. Borràs, que está condenada e inhabilitada para cargo público por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ha cargado contra Aragonès porque esta unidad que ahora reclama el número dos de ERC es la propuesta de Junts de hace cuatro años. Se han perdido oportunidades, se han debilitado las instituciones y se ha hecho de forma «partidista», ha dicho.

En cualquier caso, Borràs ha solicitado una reunión a Aragonès para concretar la iniciativa. 'A priori' no parece fácil que las tres principales fuerzas secesionistas acuerden una lista conjunta para las cuatro circunscripciones catalanas. El último intento de unir electoralmente al independentismo fue en 2015, bajo la fórmula de Junts pel Sí (JpS), y fue en unas elecciones autonómicas que Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, planteó como «elecciones plebiscitarias». De aquel resultado salió como presidente Carles Puigdemont, pues la CUP no formó parte de JpS (que no obtuvo la mayoría absoluta de la Cámara catalana) y puso como condición para elegir al nuevo 'president' que este no fuera Mas.

El mismo Puigdemont ha valorado la propuesta de Aragonès como interesante, entre otras cosas, porque es «exactamente» lo que Junts lleva pidiendo a ERC «desde hace años»: que los secesionistas se reúnan, se reencuentren tras el 1-O de 2017 y propongan «al conjunto del país una estrategia compartida». Con un solo objetivo: la independencia. Si es para otra cosa, ha dicho el expresidente autonómico fugado de la Justicia española, «no hace falta que pierdan el tiempo».

En esta línea, Poble Lliure, una de las facciones que forman la CUP, ha recibido con buenos ojos la iniciativa planteada por Aragonès. Esta formación ha defendido que se necesita ya «un frente popular y antifascista para la independencia que plante cara a la extrema derecha y que ponga en cuestión la estrategia de abandono de la confrontación» y ligar este «frente popular y antifascista» con «la agenda de la transformación social de manera inteligible».

Pero las palabras del presidente de la Generalitat, como era de prever, no han sentado nada bien en las filas del PSC y de Catalunya en Comú. David Cid, portavoz de los comunes en el Parlamento autonómico, ha lamentado que Aragonès salga «a perder» el 23J. Y ha asegurado que los comunes, que se enmarcan en el proyecto que lidera Yolanda Díaz (Sumar), saldrán «a ganar» las elecciones generales. Fuentes de los comunes consultadas por Ep han asegurado que la iniciativa de ERC es «una huida hacia el pasado, básicamente volviendo a la lista unitaria».

Los comunes consideran que es un error «ir de la mano con quien ha puesto todos los palos a las ruedas a cada una de las medias sociales que se han propuesto, como la reforma laboral», en alusión a Junts, y han añadido, las mismas fuentes, que «si teníamos un Govern que hacía aguas, que la propuesta sea volver a tener un Govern con Junts es un retorno al pasado y una muestra clara de que no hay ni rumbo ni modelo de país».

Tampoco en las filas del PSC han reaccionado a favor del «frente democrático», si bien no han sido interpelados. Alícia Romero (PSC) ha calificado las palabras de Aragonès de «error» y lo ha definido, en la línea de los comunes, como un derrotado por dar por hecho que el próximo Ejecutivo será de PP y Vox. «Qué error más grave que hoy Aragonès se haya dado por derrotado», ha asegurado, para añadir que, en su opinión, ERC «continúa sin proyecto para Cataluña».

A la espera de ver en qué se concreta la llamada a componer un «frente democrático» de los independentistas, algunas voces dentro de ERC también se han alzado para criticar esta idea. Es el caso, por ejemplo, del que fue diputado en el Congreso Joan Tardà. En un apunte en su cuenta de Twitter ha recordado que ERC aprobó una estrategia en su último congreso nacional que no va en la dirección de lo propuesto por Aragonès.

Para tratar el descalabro electoral del 28M y la hoja de ruta del 23J, la dirección de ERC, encabezada por Oriol Junqueras y Marta Rovira, ha convocado a la militancia del partido a una asamblea el próximo 6 de junio. Según ha adelantado 'Nació digital' y confirmado ABC, en la carta enviada a los militantes Junqueras y Rovira reconocen que el resultado de las municipales en Cataluña es malo (al perder las alcaldías de Lérida y Tarragona y el liderazgo de Barcelona, entre otros malos resultados).