No hay mas que ver las caras de los altos cargos de las consejerías que ocupaba Vox o las de sus colaboradores para percibir la tristeza y la decepción. No entienden lo que ha pasado y sienten malestar porque todo se ha hecho manu militari, ... ordeno y mando, y además, sin explicaciones. Habrá quien piense que hay una estrategia, pero desde luego debe ser muy oculta porque en este momento no se percibe, y le brinda a Pedro Sánchez la cortina de humo que necesitaba para tapar los muchos problemas de imagen que tiene en el partido y en la familia. Otra vez más.
Es un hecho que las elecciones europeas marcan un antes y un después en la vida de Vox. Los resultados de Alvise han puesto patas arriba a la organización que, de una forma desesperada, trata de marcar perfil propio, un perfil que le lleva a la radicalidad y la mejor prueba de ello es su incorporación a Patriotas por Europa en el Parlamento Europeo que se constituyo ayer, con posiciones extremistas en inmigración y en proximidad a los autócratas más rechazados por la sociedad. Ellos sabrán, pero esta deriva y la perdida de poder institucional que se han autoimpuesto, hacen aparecer a Vox como un partido poco útil, ya mas metido en el conflicto y en el enredo y obligado a seguir posiciones muy extremas que en España está demostrado que no funcionan.
En Castilla y León Vox ha hecho un regalo al PP, que por fin tiene el gobierno monocolor que Mañueco deseaba desde que asumió la Junta de Castilla y León. Es verdad que no tiene mayoría parlamentaria, pero sí tiene el presupuesto aprobado y puede girar en sus políticas hacia la centralidad, revirtiendo actuaciones de Vox que han dado problemas de imagen evidentes para la comunidad. La decisión de pasar a la oposición en las Cortes restará visibilidad a García-Gallardo y a las iniciativas de Vox, que además tendrá que explicar si se alinea con la izquierda para rechazar iniciativas que pueda llevar el PP. Por otra parte, la situación actual abre la posibilidad de alcanzar acuerdos en temas de comunidad con el PSOE y retornar a la senda de un diálogo que, estoy seguro, una mayoría social vería muy bien. Veremos si hay altura de miras y se abre una puerta a la esperanza del diálogo que un día fue posible y no dio malos réditos.