A la expectativa

No lo tienen, porque son conscientes que sea quien sea el cartel electoral, su electorado vota el liderazgo de Abascal, que controla con brazo férreo la organización para que nadie se salga de la hoja de ruta y, si lo hace, ya saben el camino que les espera, que no es otro que irse fuera de la organización. Todo parece indicar que Vox elegirá su candidato al límite de la convocatoria y muchos piensan que el rostro más amable y más visible es el del Presidente de la Cortes, Carlos Pollán, quien ha intensificado, y de qué manera, su presencia pública en todo acto social o político que se precie por la Comunidad, facilitado todo ello por el puesto institucional que le otorga esa visibilidad.

Sea como fuere, Vox camina a lomos de unas encuestas que les dan unos resultados nacionales muy buenos y que firmaría ahora mismo en su extrapolación a Castilla y León. El partido sabe que todos los sondeos hablan de que el futuro gobierno regional dependerá de ellos y que su nivel de exigencia y condicionamiento vendrá marcado por los resultados obtenidos y por ello, se va a volcar en patear el territorio y en el manejo de las redes sociales, sabedores de que el voto más joven se conquista en ese proceloso terreno y ellos son unos especialistas en su manejo.

Por otra parte cuentan con el apoyo inducido que le proporciona el PSOE de Pedro Sánchez, maestro de la polarización, que sabe que engordando a Vox desgasta al PP de forma muy importante y ese es uno de sus primeros objetivos. Deberían de pensar si esta estrategia no lleva a males peores de los que pueden lamentarse en el futuro.