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Asesinato de Isabel Carrasco

Raquel, la pieza que nunca encajó

La participación de Gago ha despertado incógnitas, pero los indicios han pesado lo suficiente para justificar su condena

La policía es consolada por su abogado Fermín Guerrero durante el juicio EFE

R.A.

«Soy inocente». Mirando a los ojos al jurado popular durante el juicio o a los magistrados de la Audiencia cuando lo que se revisaba era su libertad provisional, Raquel Gago no desperdició ninguna de las ocasiones en las que se le cedió la palabra ... para tratar de desvincularse del crimen de Isabel Carrasco. Se lo jugaba todo y lo sabía. Escueta en su discurso y tímida en sus respuestas, que parecía haber memorizado una y otra vez, la condenada negó categóricamente el relato de los hechos presentado por las acusaciones durante todo el proceso . No escatimó en lágrimas y, aparentemente rota, proclamó su inocencia ante cualquier envite de los letrados. Con sus intervenciones, Gago despertó empatías tanto dentro como fuera de la sala en la que se juzgaba el asesinato de la presidenta de la Diputación y del PP de León. Era la pieza que no acababa de encajar en el rompecabezas. Nadie se explicaba cómo esta agente de barrio, sin vocación y que rehuía de las armas y la confrontación física, podía haber acabado involucrada en el asesinato de la política más poderosa de León, a la que aseguraba siquiera haber conocido personalmente.

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