Engracia Polo Santos_ Afectada de Valladolid
«El aceite nos destrozó la vida»
m. s.
Engracia tenía toda una vida por delante junto a su marido y sus dos hijos pequeños cuando en 1979 decidió regresar de Alemania «por la educación de los niños». Llegó a Valladolid para comenzar una vida desahogada con vivienda, coche y empleo.
Sin embargo, los ... renglones empezaron a torcerse cuando se cruzó en su camino el aceite de colza que segó la vida de su cuñado y condicionó la de su familia para siempre. «A mi marido le llegaron a decir que me yo moría», asegura Engracia, mientras recuerda unos años «muy malos».
El primero en verse afectado por el síndrome tóxico fue su esposo, Ángel Calvo, que durante muchos años fue la voz en Valladolid de la Asociación de Afectados, una labor que tuvo que abandonar hace siete años cuando se vio afectado por un ictus que se sumó a la fibrosis quística que le provocó el aceite venenoso.
Después fue Engracia la que, «con el hígado destrozado», tuvo continuos ingresos en el hospital, en uno de los cuales descubrió que a su hija también la hacían pruebas para diagnosticar la enfermedad. Sólo el hijo se salvó del síndrome tóxico, aunque esta vallisoletana tiene sus dudas porque «siempre se ha tenido que cuidar mucho».
Hoy, con los huesos destrozados y con un marido dependiente, asegura que «el aceite de colza nos destrozó la vida, nos machacó».
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