La ciudadana y el policía

Sin embargo, quienes presenciaron la escena -y, por ende, la fotografía que ilustra estas líneas- destacan el afecto con el que el policía local atendió a la señora sentada en el escalón de la puerta del número 8 de la calle de san Cipriano.

Eran las 19.30, aproximadamente, de este martes, 29 de mayo. La buena mujer había caído al suelo debido a un traspiés mientras esperaba la salida de la Virgen de la Esperanza de la iglesia de san Cipriano, en su día la procesión más larga de Toledo y más venerada -dicen algunos entendidos- que la Virgen del Sagrario, patrona de la capital de Castilla-La Mancha.

Miguel Ángel, el agente municipal que aparece en la fotografía , se interesó por ella, que estaba consciente a pesar del golpe. La señora se quejaba de dolores en un brazo y prefirió que llamaran a un familiar, para que la recogiera en un vehículo, en lugar de que dieran aviso a una ambulancia.

Alrededor de unos veinte minutos pudo tardar el familiar en llegar para recoger a la mujer a la entrada de la calle de san Cipriano. El agente la acompañó amablemente hasta el vehículo.

Al policía no le darán ningún reconocimiento, ni siquiera recibirá una palmadita de sus superiores, pero seguro que la señora le estará siempre agradecida. Esa mano tendida del agente, mientras la mujer se recuperaba sobre el escalón, seguro que en esos momentos tranquilizó más que cualquier analgésico.

Sí, ya sabemos que no es la noticia del siglo, pero bueno... Una historia más de las que protagonizan a diario policias municipales, policías nacionales y guardias civiles.