Borrell se perfila por descarte como candidato del PSOE a las europeas
Los socialistas constatan que no hay mejor opción que repetir con el actual Alto Representante
Sánchez ignora el pulso de Puigdemont pese a las críticas al prófugo de Page y Lobato
El Alto Representante de la Unión Europea y posible candidato socialista a las elecciones europeas
Los octogenarios cotizan al alza en política, y en latitudes muy distintas. Dos de ellos, Joe Biden y Donald Trump, lucharán en noviembre por la presidencia de los EE.UU., el preciado despacho oval en el que ahora está instalado el primero y que ... entre 2016 y 2020 ocupó el segundo. En España, en cambio, la dirigencia política es joven, muy joven, aunque puede que eso esté empezando a cambiar. Alberto Núñez Feijóo lidera la oposición con 62 años, y si lograse suceder a Pedro Sánchez (52) se convertiría en el inquilino de La Moncloa más longevo.
En cuanto al socialista Josep Borrell, protagonista de esta información, cumplirá el próximo 24 de abril 77 años, algo que hará ocupando el cargo de Alto Representante de la Unión Europea (UE), un cargo al frente del cuál ha tenido que afrontar la guerra en Ucrania como hito más destacado. Con esa edad se perfila para repetir como candidato del PSOE a las elecciones europeas del 9 de junio, que abrirán una legislatura comunitaria que el exministro de Asuntos Exteriores con Sánchez y de Obras Públicas con Felipe González terminará con 82 años. Para entonces, en el año 2029, Biden o Trump podrían acabar de abandonar la Casa Blanca con, según el caso, 86 o 83 años.
Para Borrell sería su tercera vez, pues antes que en 2019 fue candidato en 2004. En ambas ocasiones fue el más votado. La política europea supuso hace dos décadas su resurrección como dirigente de primer nivel, después del que fue el gran fracaso de su carrera a finales de los noventa, cuando tras derrotar a Joaquín Almunia en las primeras elecciones primarias que celebró el PSOE en 1998, apenas un año después de que González dejase la Secretaría General, tuvo que dimitir al año siguiente por un asunto relacionado con su época al frente de la Secretaría de Estado de Hacienda. En concreto el fraude fiscal de dos de sus más estrechos colaboradores, un asunto tan en boga ahora.
Que pueda ser el cabeza de cartel europeo del PSOE, en un partido en una situación electoral delicada, como demostraron las recientes elecciones gallegas, no es a estas alturas, a poco más de dos meses de los comicios al Parlamento Europeo, una mera especulación o una posibilidad, sino, según los dirigentes socialistas consultados por ABC, casi la única opción plausible, aunque sea por descarte. La idea de que la candidata fuese la vicepresidenta tercera y titular de la cartera de Transición Ecológica, Teresa Ribera, parece totalmente descartada. Su perfil se antoja claramente inadecuado en plena revuelta del campo por, entre otras razones, las dificultades y restricciones que conlleva la agenda verde para el sector primario, como se denuncia en cada una de las tractoradas que se repiten desde hace meses por todos los países de la UE. Lo que no empece para que pueda ser comisaria en el próximo Ejecutivo de Bruselas, seis años después de llegar al primer Gobierno de Sánchez. El otro ministro a priori candidatable, Luis Planas, titular de la cartera de Agricultura Pesca y Alimentación, pierde fuelle precisamente por esas manifestaciones de los sectores bajo su negociado. Las protestas de los agricultores serán sin duda uno de los pilares en los que se asentará la campaña de los partidos de la derecha radical europeos, entre ellos Vox. Como Ribera, Planas también lleva en el Consejo de Ministros desde el primer Gabinete de Sánchez, y ha sido el hombre que ya desde 2020, con los primeros conatos de rebelión agraria, más se ha empleado en detenerla.
En estas circunstancias, y a falta de un perfil mejor, la figura de Borrell gana enteros. Le avalan su fama de político de altura con perfil intelectual, su lealtad a prueba de bomba al líder del PSOE (fue de los pocos que apoyó a Sánchez en los difíciles meses que transcurrieron entre su caída como secretario general en 2016 y su resurrección política al ganar las primarias de 2017 a Susana Díaz), su experiencia y algunos de sus acentos discursivos más recientes. Fijándonos en esto último, sus críticas a Israel por la respuesta al ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre han rebasado ampliamente el corsé de su papel institucional, en línea con la postura del Gobierno español sobre el conflicto en Gaza, que ha soliviantado sobremanera a Tel Aviv, provocando incluso la retirada de la embajadora en Madrid, y que ha merecido hasta la felicitación de Hamás.
El pasado enero, en un acto en Valladolid, Borrell acusó al Estado de judío de haber contribuido en su día a la creación de ese grupo terrorista. Poco después reiteró parecidas críticas en la convención política del PSOE en La Coruña, donde fue obsequiado con uno de los premios Manuel Marín que se otorgan en memoria del que fuera presidente del Congreso de los Diputados y comisario europeo. Allí la música de los discursos de Borrell y del propio Sánchez sonó a que el primero sería candidato el 9 de junio, sobre todo por los elogios que le dedicó el presidente. Una impresión que varios dirigentes han ido confirmando posteriormente. «Va a ser él», asegura tajante un miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, que ostenta además un importante cargo institucional. «Pepe está mayor, pero no tenemos ninguna alternativa mejor, le van a elegir», relata un exministro que conoce bien a Sánchez y que sirve ahora en su administración. «No, no lo descarto, en absoluto», añade un muy alto miembro del actual Consejo de Ministros con presencia importante en la Ejecutiva Federal del PSOE. Y así varios más.
Presidente de la Eurocámara
Si su perfil institucional no le ha impedido ser claro e incluso beligerante acerca del conflicto en Gaza, el veterano dirigente se ha parapetado en su cargo en la Comisión Europea para inhibirse del debate sobre la amnistía a Carles Puigdemont. No es ningún secreto que uno de los rasgos más destacados de la personalidad de este leridano de Pobla de Segur es su papel de 'enfant terrible' del nacionalismo catalán. La hemeroteca es elocuente al respecto, incluido un célebre debate televisivo con Oriol Junqueras en el pleno 'procés' que todavía circula con fuerza por las redes sociales. En 2015 publicó en Catarata 'La cuentas y los cuentos de la independencia', un título que no necesita mayor explicación. Siendo ministro de Exteriores acusó a Gabriel Rufián de mezclar «serrín y estiércol» en sus intervenciones, e incluso los diputados de ERC abandonaron airadamente el Hemiciclo mientras hablaba desde el escaño.
En el entorno del Alto Representante, sus colaboradores más cercanos suelen decir que Borrell está ahora en buena forma. A mitad del mandato superó ciertos problemas con la vista pero en los últimos meses se le ha visto incluso rejuvenecido. «En los consejos que preside he llegado a salir agotado cuando el Alto Representante aún se quedaba allí sin dar señales de cansarse», comenta en privado uno de sus colaboradores. Se nota que el puesto se le ha ido arraigando y aunque al principio bromeaba quejándose de que el jefe de la diplomacia europea no disponía de aviones oficiales, como sí tuvo en su etapa en Exteriores, en estos momentos graves de la historia está encantado con su papel.
La actual portavoz del grupo socialista europeo, Iratxe García, está muy desgastada por el escándalo de corrupción que involucra a varios de sus diputados y a una vicepresidenta del Parlamento, por lo que la llegada como cabeza de lista de alguien como Borrell, que ya ha sido presidente de la Eurocámara, sería muy bien recibida entre los socialdemócratas. Incluso veteranos eurodiputados populares han aplaudido que pueda estar de vuelta en Estrasburgo como «una buena noticia, al menos que venga alguien con cabeza».
Aunque tal vez no le importaría que así fuera, sería poco probable que repitiese como Alto Representante una legislatura más. Desde la época de Javier Solana eso no ha pasado y además en el Grupo Popular Europeo hay cada vez más presión para forzar un cambio en el puesto que tradicionalmente ha sido ocupado por los socialdemócratas. Para presentarse a las elecciones europeas es muy probable que Borrell tuviera que dimitir, como dictan las reglas del ejecutivo comunitario, siempre que se decida que en este caso se aplican también en un puesto 'sui generis', que depende a la vez de la Comisión y del Consejo. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, es candidata de los populares europeos a repetir el cargo, y ha dicho que no piensa dimitir sino «separar» sus actividades institucionales de las eventuales intervenciones en la campaña europea. Pero también hay que tener en cuenta que Von der Leyen no es candidata a un escaño, como sí lo sería Borrell. Pero si este tuviera que dimitir para presentarse a las elecciones se plantearía un problema de difícil solución que consiste en que deberían nombrar formalmente a un sucesor hasta que se renueve la legislatura. Algo que no parece cosa sencilla en estos momentos.
La última palabra, naturalmente, la tiene Pedro Sánchez, pero el tiempo apremia para los socialistas, aunque bien es cierto que Feijóo también anda deshojando la margarita sobre su candidato europeo, e incluso sobre el del PP catalán. Una indecisión que, como ha contado en ABC, inquieta a sectores del partido.
El próximo 9 de junio es la primera vez que se abren las urnas en toda España desde las últimas elecciones generales de julio de 2023. En casi un año mucho habrá pasado, pero fundamentalmente el giro del PSOE para, «haciendo de la necesidad virtud», como dijo Sánchez, conceder la amnistía a Puigdemont. Un asunto que el candidato Borrell no podrá eludir.