Polémica en Palma por la instalación de un almacén de explosivos en la base aérea de Son Sant Joan
Vecinos y partidos exigen paralizar el proyecto del Ministerio de Defensa, mientras el coronel de la base asegura que «no existe ningún peligro para la ciudadanía»
Andrés Lasaga
Palma
La instalación de un almacén de bombas, misiles y explosivos en la base aérea de Son Sant Joan, en Palma, ha desatado una fuerte polémica política y social en Mallorca. El proyecto, impulsado por el Ministerio de Defensa y con una inversión cercana a los ... 1,8 millones de euros, contempla la construcción de un polvorín con capacidad para 75 toneladas de material explosivo, a menos de un kilómetro del núcleo urbano de Sa Casa Blanca, perteneciente al municipio de Palma, lo que ha generado alarma entre los vecinos y división entre las formaciones políticas.
El coronel jefe de la base aérea, Carlos de Montemayor, ha intentado este jueves despejar las dudas y tranquilizar a la población. «He leído cosas que hablan de un silo de misiles, y eso no es cierto. Las nuevas instalaciones se destinarán exclusivamente a almacenar armamento y municiones de forma segura y controlada», ha afirmado durante la presentación del 75 aniversario de la base. De Montemayor ha insistido en que «no hay ningún peligro para la ciudadanía» y que el nuevo polvorín «cumplirá con todos los protocolos de seguridad militar y civil».
Los vecinos de Sa Casa Blanca, el barrio más próximo a las instalaciones, no comparten esa tranquilidad. En palabras del presidente de la asociación vecinal, Pere Sansó, creen que, por muchas medidas de seguridad que existan, la sensación de peligro será permanente y acusan al ministerio de haber impulsado el proyecto de espaldas a los residentes de este núcleo situado a menos de un kilómetro de donde se ubicará el almacén de explosivos.
El malestar se ha trasladado este jueves al Pleno del Ayuntamiento de Palma, donde los grupos Podemos, Més per Palma y el PP han aprobado una moción conjunta para instar al Ministerio de Defensa a paralizar la obra. El texto fue rechazado por PSOE y Vox, que defendieron la idoneidad del emplazamiento y la competencia exclusiva del Gobierno central para desarrollar este tipo de proyectos.
La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, también ha mostrado su disconformidad con la forma en que se ha gestionado el asunto. En una carta enviada la pasada semana a Pedro Sánchez, lamentaba la «falta de información» sobre un proyecto de esta envergadura, del que -según dijo- se enteró «a través de los medios». «Se trata de una cuestión de Estado que requiere transparencia y consenso», afirmaba en esa misiva al presidente del Ejecutivo.
Desde la Delegación del Gobierno, Alfonso Rodríguez Badal defiende que Son Sant Joan «es el lugar más seguro y adecuado para este tipo de instalaciones», defendiendo así la decisión del Ministerio y desde el PSIB-PSOE admiten que es un tema que les incomoda, pero no se atreven a manifestarse en contra. Los ecosoberanistas de Més per Mallorca, sin embargo, han reclamado su paralización a través de su diputado en el Congreso, Vicenç Vidal, integrado en Sumar, socio de gobierno del PSOE. Por su parte, Vox apoya la actuación del Ministerio de Defensa al considerar que el nuevo polvorín refuerza la capacidad estratégica del Ejército del Aire y del Espacio en el Mediterráneo occidental.
Distancias de seguridad
La incertidumbre sobre la seguridad que despierta la construcción de este almacén de bombas y misiles en la base aérea de Son Sant Joan, próxima al aeropuerto civil de Palma, se ve reforzada por los propios informes técnicos que acompañan al proyecto. El documento, de carácter público y supervisado por la Dirección de Ingeniería e Infraestructuras del Ministerio de Defensa y el Ejército del Aire y del Espacio, incluye un estudio de seguridad pirotécnica que analiza las distancias mínimas necesarias entre el futuro polvorín y las infraestructuras colindantes -tanto militares como civiles y aeroportuarias-.
En el texto se reconoce que, para la carga máxima de almacenamiento prevista (75 toneladas), las distancias de seguridad resultan «inadmisibles», por lo que se contemplan distintas propuestas de reducción del material almacenado. Por ello, el estudio detalla cuatro configuraciones posibles que ajustan los márgenes de seguridad en función de la cantidad de explosivos depositados, con el objetivo de compatibilizar la operatividad de la base militar con la proximidad del entorno civil.
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