De Babel a Pentecostés: xenoglosia y pinganillos

Acotaciones de un oyente

Si la democracia española está desprestigiada y deteriorada, no ha de sorprendernos que lo esté también su reflejo, este hemiciclo que se ha ido convirtiendo poco a poco en algo a medio camino entre unos chavales que se pasan el porro en una asamblea de la 'uni' y la reunión alrededor del caldero de una de esas tribus que construyen sus chozas con excrementos

La transcripción de catalán, euskera y gallego ya retrasa la publicación de las actas del Congreso

Lee todas los 'Acotaciones de un oyente', por José F. Peláez

Borja Sémper es un buen parlamentario. Me atrevería a decir que va a convertirse en un parlamentario excelente. No lo tiene difícil para sobresalir, todo sea dicho: el nivel general es deplorable. Por momentos, circense. Si la democracia española está desprestigiada y deteriorada, no ... ha de sorprendernos que lo esté también su reflejo, este hemiciclo que se ha ido convirtiendo poco a poco en algo a medio camino entre unos chavales que se pasan el porro en una asamblea de la 'uni' y la reunión alrededor del caldero de una de esas tribus que construyen sus chozas con excrementos. Algo así, pero con pinganillos. Pinganillos que nadie usa, por supuesto. Tras la novedad inicial, el desuso. Unos porque hacen como que no les importa lo que diga el resto y otros porque hacen como que entienden todas las lenguas del progreso, como un Pentecostés laico en el que se estuviera produciendo el milagro de la xenoglosia galeusca. En fin.

Decía que Semper llegará a ser un gran parlamentario. Pero solo si no se lo cargan antes los suyos, que de sutileza y sofisticación no andan sobrados. Intentó explicar el martes que el euskera no es patrimonio de los nacionalistas y que no pasa nada por utilizarlo puntualmente si luego se tiene la deferencia de auto traducirse. Bien, parece que no se entendió. Entre otras cosas porque sus compañeros no llevaban pinganillo, claro. De cualquier modo, la sangre no ha llegado al río y si en la primera jornada de tramitación el sentir general en el grupo parlamentario popular era que no estuvo acertado, en la segunda la satisfacción con las intervenciones de Semper era unánime. Aplaudió hasta Cayetana. ¡Incluso llegó por momentos a mirarle! Crisis zanjada.

En cualquier caso, la sesión comenzó con el debate y votación de las enmiendas parciales y a la totalidad que presentaron PNV y Vox respectivamente. La del PNV salió adelante con la abstención del PP y la de Vox decayó con abstención de los de Feijóo. Esto puede parecer irrelevante pero no lo es en vísperas de una investidura para la cual el voto favorable de los de Abascal no se da por hecho. Puede haber sorpresas de consecuencias imprevisibles en las comunidades autónomas. O, dicho de otro modo, una ruptura definitiva de Vox con el PP en Madrid podría llevarse por delante muchos gobiernos populares y dar comienzo a la madre de todas las crisis. Veremos.

De momento volvamos a la sesión. Defendió la enmienda del PNV Joseba Agirretxea, cuyo único objetivo fue utilizar todo el tiempo posible para demostrar que son más vascos que los de Bildu y que ellos hablan euskera exclusivamente. No descarto que esto termine con otra 'Guerra de bandos', gamboinos contra oñacinos, vascos contra vascos, esos que en el siglo XIV y XV se hicieron tanto daño que finalmente tuvieron que llamar al Rey de Castilla para que pusiera paz entre ellos. El martes dijo Agirretxea que «están ustedes llenos de castellano-centrismo. No pueden quitarse de encima la sombra del imperio». Lo dice uno del Señorío de Vizcaya, claro, que no es solo parte protagonista de esa Castilla que odia y de ese Imperio español que tanto desprecia, sino que es, digamos, su núcleo duro, la génesis histórica de los Trastamara y el lugar capital de la Armada Hasbsburgo. Pero qué más da.

A todo esto, Vox ya no estaba en la sala. Sus diputados van entrando y saliendo del hemiciclo en función de si quien habla lo hace o no en castellano. Así que Marc Lamuà, del PSC, decidió 'trolearlos' intercalando ambos idiomas para ver en directo eso de «un pasito palante María, un pasito patrás». «Arriba con el tiro-liro-liro-lí, abajo con el tiro-liro-lero». La cosa, como ven, consiste en hacer gestos de cara a la galería. Cada uno lo que se le ocurra. Y el resto mirándolos con ese punto de vergüenza ajena de una comedia aficionada cuyo guión no funciona.

Pero Pepa Millán -cuya presencia traer ligeros recuerdos de Olona- comenzó a hablar y dijo a Jorge Pueyo que los españoles no tenemos la culpa de que el profesor le tuviera manía. Recordemos que días antes dijo que en el colegio le hacían llorar por hablar aragonés. Pueyo pidió intervernir para decir que Vox los llevaba reprimiendo toda la vida -nació en 1995-. Y lo hizo en aragonés, que se supone que no puede usarse sin autotraducirse. Pero no lo hizo, Armengol no hizo cumplir el reglamento, nadie pareció darse cuenta de esto porque ya nadie conoce el reglamento y porque nadie es capaz de entender en qué idioma hablan los demás. Así que cada uno a lo suyo, a repasar la prensa y el reglamento modificado con una del PP equivocándose, como marca la tradición. Y aquí paz y después gloria.

Completaron el festival de álbumes familiares de malvados fascistas represores los de Bildu, Junts, ERC, Compromís-Bloc Nacionalista Valenciá-Sumar (¡!) y el BNG, que culpó a los Reyes Católicos -fascismo 'avant-la-lettre'- de la represión del gallego. Lo hizo debajo de sendas estatuas de sus católicas majestades. No descarto que, en cuanto uno de estos se dé cuenta de quienes son los de las peanas, las harán cambiar por una de Junqueras y otra de Puigdemont. Al PSOE le parecerá bien. Quizá inauguremos así el salón de los golpes perdidos. Van justo detrás de Tejero.

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