CONTRAMIRADAS
Tomás San Martín (influencer): «Entré en la lista Forbes y pensé que era un montaje»
Su nombre figura junto a Ibai Llanos, Cristina Pedroche y El Rubius. Ha revolucionado TikTok con sus vídeos educativos. Y suma 'likes' por un tubo
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Córdoba
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Iniciar sesiónEste joven que se ha criado en la calle Jesús Rescatado tiene millones de seguidores en redes sociales y se codea con Ibai Llanos y El Rubius en la lista Forbes de los cien mejores 'influencers' de España. ... Sus vídeos son píldoras de humor, divulgación científica y animación 3D, que arrasan en TikTok. Ingeniero informático, ha trabajado para Samsung, TV3 y Vodafone y ahora quiere volar con su propia empresa.
—2,2 millones de seguidores y 48,2 millones de 'likes' en TikTok. ¿Dónde está la clave?
—La verdad es que es una locura. Cuando veo esos números no me lo creo. No soy consciente de la cantidad de gente que me sigue. ¿La clave? No lo sé. Divertirse y ser constante.
—Está usted en el 'top' de los cien mejores 'influencers' de la lista Forbes en España. ¿Ha pensado en presentarse a las elecciones?
—Aún no y espero que no derive en ello. La verdad es que por dos años seguidos, Forbes me anunció como uno de los mejores 'influencers' de España en la categoría de tecnologías. El primer año, pensé que era un montaje o un error. Al año siguiente, vi que no se habían equivocado. Pero no sé qué hago en esa lista. Hay gente muy grande, como Ibai y El Rubius. Para mí, significa un orgullo muy grande. Da valor al contenido educativo. Todo el mundo ve las redes sociales como un lugar donde la gente hace el tonto y gana millonadas. Y no son solo eso. Sirven para aprender, formarse y educar a la gente.
Fiel a las amistades de siempre
—Se codea usted en la lista Forbes hasta con Cristina Pedroche.
—En la vida real no. Ya me gustaría. Yo me codeo con poca gente conocida. Mis amistades siguen siendo las de siempre.
—O sea, no le paran por la calle para hacerse un selfie.
—Alguna vez sí que me ha pasado. No, desde luego, al nivel del 90 por ciento de la gente que figura en la lista Forbes. Supongo que Ibai y Rubius no pueden salir a la calle. Yo salgo y no pasa nada. Aunque alguna vez sí que me han parado para hacerme una foto. Me muero de la vergüenza, pero lo hago sin problema.
—¿Sé 'influencer' y échate a dormir?
—Sé 'influencer' y sé constante. No te eches a dormir. No pierdas el tiempo. Para mí, es un hobby. No es una prioridad en mi vida. Hay gente que pretende ser 'influencer', millonario e hiperfamoso. Yo no. Si quieres ser 'influencer', tómalo como algo secundario. Ten tus estudios, intenta tener un buen trabajo y sé 'influencer' en tu tiempo libre.
—Sus vídeos apenas duran un minuto. ¿Todo lo que supere ese tiempo es un ladrillo?
—Hay estudios que dicen que la atención de una persona dura muy poco. Cuando entras en una plataforma como TikTok, si en los primeros cinco segundos no hay nada que te llame la atención, pasas al siguiente. Y si es un vídeo extremadamente largo, también pasas al siguiente. Por desgracia, los vídeos hoy día tienen que ser muy cortos. Definitivamente, hemos cambiado nuestros hábitos a la hora de consumir contenido.
Tomás San Martín ha tenido debilidad por los ordenadores desde niño. Pasaba horas interminables frente a la pantalla como si tal cosa. «Pero no perdía el tiempo», avisa. «No jugaba ni chateaba. Inventaba cosas, programaba y aprendía por mi cuenta». Estudiar Ingeniería Informática en la UCO fue una prolongación natural de su infancia. Y dos meses antes de terminar la carrera, ya había recibido la primera oferta de trabajo desde Madrid.
—Mezcla humor y ciencia. ¿Esa es la receta infalible?
—Yo creo que la vida hay que basarla en el humor. Aunque es verdad que depende del contexto. Si haces un contenido sobre la II Guerra Mundial, por ejemplo, no tiene sentido que le apliques humor. Si hablas de ciencia, hay dos vías. Una, hablar con fórmulas matemáticas y datos exactos. Y otra, explicarlo con toques de humor. Así la gente se entretiene, se divierte y retiene la información. Si realmente le interesa el tema, buscará luego por su cuenta más información. El humor y la ciencia se llevan muy bien.
—¿Cuál es su publico objetivo?
—Yo intento hacer el contenido para todos los públicos. De forma que lo entienda un niño de 10 años y una persona de 85. Por eso, los vídeos son tan visuales. Quiero que cualquier persona entienda la tecnología.
—¿Hoy día quien no está en la red no existe?
—Depende para qué. Si eres una persona joven de 15 o 16 años, si no estás en las redes, te hará la vida más difícil. Con 50 años, en cambio, no te va a pasar nada. Para las generaciones nuevas, la vida es internet en un 50 por ciento. Si no tienes conexión por internet, te vas a aislar. No estás fuera del mundo, pero se te hará muy cuesta arriba.
—¿Cuántas horas vive 'online'?
—Yo creo que todo el mundo vivimos 'online' las 24 horas. Tenemos en el bolsillo un teléfono que está conectado con internet. Te llega un 'whatsapp' a cualquier hora del día. La pregunta sería cuánto tiempo estas 'offline'. Yo, cuando salgo con mis amigos, no cojo el teléfono. Y en vacaciones lo apago.
—¿El universo digital ha revolucionado el planeta?
—Por supuesto. Y no sé cómo será la evolución humana dentro de mil años. Hoy la tecnología ha cambiado absolutamente todo: la forma de comunicarnos, de consumir contenidos o de comprar. Todo es internet. El mundo de hace cien años no tiene nada que ver con el de ahora. La evolución tecnológica es exponencial. El mundo es una maravilla a día de hoy. Cualquier persona antigua hubiera dado toda su fortuna por vivir solamente un año en esta época.
—¿Leer en papel le provoca alergia?
—No. Leo mucho. Tengo un libro electrónico. Es muy cómodo porque tiene muchos libros dentro. Una cosa no quita la otra. La tecnología no viene para sustituir a las cosas antiguas. Spotify no significa que la música en vinilo haya muerto. La convierte en un acto poético. En un ritual.
—He leído en internet lo siguiente: «TikTok es una fábrica de famosos mediocres». ¿Se da por aludido?
—Esa frase puede tener una parte de verdad. ¿Tener siete millones de visitas en un vídeo te hace famoso? Creo que no. Famosa es una persona reconocida y el hecho de que haya subido un vídeo no significa que seas famoso. No me gusta la fama. Es una palabra fea.
—¿Qué hacemos con la basura digital?
—Las 'fake news' son un problema muy grande. Desinforman. ¿Cuál es la solución? Realmente no lo sé. Algunas empresas grandes están luchando contra la desinformación, que conlleva riesgos de salud, como, por ejemplo, las vacunas. La mejor herramienta para la desinformación es la educación. No puedes creer que la tierra es plana si estudias un poco. Como tampoco puedes creer que una vacuna es mala, si estudias realmente lo que hay detrás. Una persona culta es menos probable que sea llevada a engaño que una persona inculta.
Diplomacia con los 'haters'
—¿Le acosan los 'haters'?
—Por suerte, no tengo muchos. Alguna vez alguien me ha dicho algo feo, pero hay que saber llevarlo.
—¿Y cómo trata a sus 'followers'?
—Intento hablar con ellos todo lo que puedo. Lo bueno de las redes es que te da una herramienta muy fácil para comunicarte con tus seguidores. Intento responder a todos. El 'feed back' que me dan es brutal. Me encanta.
—¿Usted también declara sus impuestos en Andorra?
—Yo tengo mi trabajo e intento montar una empresa. No me gano la vida con las redes sociales. Ojalá llegara a ese nivel, aunque no me iría a Andorra. Todo lo que genero lo declaro, por supuesto.
—¿Cómo es la vida de Tomás?
—Yo diría que una vida normal. No es diferente a la de una persona con trabajo, como un fontanero o un panadero. Me levanto, desayuno y me pongo a trabajar en mi casa toda la mañana o por la tarde. En mi tiempo libre, hago algún vídeo. E intento socializar con mis amigos de vez en cuando. Una vida normal. La mía no es una vida loca ni de excesos.
—¿Y qué quiere ser cuando sea mayor?
—Astronauta, como cuando era chico. No. De verdad. Me gustaría que la empresa que estoy montando vaya bien. Yo quisiera ser empresario. Es un mundo que me llama la atención. Tener un trabajo que he creado por mi cuenta y poder contratar a gente es un objetivo que me gustaría cumplir. Poquito a poco.
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