El ‘zunchogate’

En segunda instancia, me gustaría aclarar que el caso de Ambrosio tiene toda la pinta de una transgresión urbanística de manual. Un caso de parcelismo de libro con los condimentos habituales. En condiciones normales, no pasaría de un breve o media columna. Es la relevancia política de la investigada en el caso lo que lo hace peculiar. Delegada del Gobierno de la Junta, primera y única alcaldesa socialista en el periodo constitucional y portavoz del principal partido de la oposición, en el asunto de Ambrosio lo importante no es la casa sino Ambrosio misma. Es su trabajo en la política, libremente aceptado, el que la obliga a actuar de una determinada manera en caso de un aprieto como el que ocurrió el día en que los policías autonómicos volvían de inspeccionar la urbanización Pedrique .

En condiciones normales, desde que en ABC apretamos el botón de publicar la exclusiva , nos habrían caído los pescozones habituales por ser los revoltosos de la clase, título que llevamos con mucho orgullo. En este caso, supongo, muy matizadas porque en el PSOE estaban informados de la situación. Recuérdese que el asunto pasó por el servicio urbanístico de la Diputación donde saltarían las alarmas. Curiosamente, esta vez se ha producido un enorme silencio así como un frenesí en el tráfico de la edición digital de este periódico a ciertas horas. Frente a la estrategia del PP de que Ambrosio se quede lo más débil posible y la de Cs de cobrarse el caso Timoteo por la vía rápida, en el PSOE se ha generado un vacío sonoro únicamente roto por las vibraciones de los grupos de Whatsapp , que son las nuevas asambleas del partido que fundase Pablo Iglesias en las mesas de Casa Labra .

La posibilidad de que haya miembros relevantes del partido o agrupaciones de distrito que digan en público que Isabel Ambrosio debe dar un paso atrás no son, a la hora en la que se redactan estas líneas, remotas. Disciplinariamente, la exalcaldesa de Córdoba solamente tiene que comunicar su situación dado que el tipo delictivo por el que está imputada no está relacionado con la corrupción o la violencia de género. La cuestión clave es que la casa con piscina de la Estación de Obejo ha sido el momento disruptivo perfecto para cobrarse afrentas pasadas. Y, sinceramente, no acabo de entender cómo una profesional de esto, que sabe perfectamente cómo son las cosas, se lo ha puesto tan sencillito a quienes la querían ver fuera.

Nadie debería ver cómo se hacen dos cosas: las salchichas y los ajustes de cuentas en los partidos políticos. Son verdaderamente desagradables para espíritus sensibles. El ‘ zunchogate ’ ha sido el toque de corneta para preparar la próxima candidatura a las municipales, cepillarse a la tercera vía del « neosanchismo » y, sobre todo y ante todo, para sacar el memorial de agravios —muchos de ellos perfectamente objetivos— contra la que fue primera autoridad municipal.