SOY CORDOBITA

Evolución en formato Covid

El ser humano tiene una enorme capacidad de adaptación. Cada vez que hay un obstáculo, nos superamos como especie

Una investigadora en su laboratorio ABC

Fue en la última Glaciación de Würm , hace 110.000 años cuando el homo sapiens aprovechó las heladas para atravesar el estrecho de Bering y pasar de Siberia a Alaska y extenderse desde África a todos los continentes , ya que Japón ... estaba unido a Corea y Filipinas a Indonesia, por ejemplo. Nada le importaron al hombre los dos kilómetros de grosor del manto de hielo, que la temperatura media bajara diez grados , que se congelaran las aguas dulces, para sobrevivir y extenderse.

En esta carrera darwinista de todas las especies, el ser humano ha tenido un aliado potenciador de la salud que amplificaba la vida, la medicina . Desde el Antiguo Egipto, donde existía un médico para cada enfermedad e introducían el hongo de la penicilina en la nariz para curar, pasando por los humores de Hipócrates o las teorías de Galeno de Pérgamo, las curas de alcohol del mundo árabe de Avicena, hasta la revolución de los utensilios médicos del siglo XIX gracias al desarrollo tecnológico , que nos lleva a los actuales robots que operan o a las prótesis biónicas, todo lleva a la mejora de la calidad y duración de la vida del hombre, el ingenio e investigación al servicio de una especie que ha devenido en una superpoblación y esquilmación de recursos que han puesto en peligro la propia existencia.

En este contexto surge el Covid , y la lucha de titanes entre la necesidad natural o artificial de devolver el equilibrio a la tierra y la capacidad de adaptación del hombre que vuelven a echar un pulso, esos viejos enemigos, la ira de los dioses frente a la insolencia humana, ese icarismo que nos hace volar demasiado cerca del sol .

No podemos criogenizarnos hasta que pase la pandemia, hemos de adaptarnos rápido y además transformar nuestros modelos productivos a una velocidad que solo permite la tecnología y nuestra eterna insolencia evolutiva. Nuevas industrias florecientes nos retan y atisban nuevos nichos de trabajo, estamos al borde de la piscina con cuatro años y o aprendemos a saltar y nadar o alguien nos tirará, pero hemos de aprovechar para salir a flote con branquias artificiales haciendo boomerang al primer anfibio que tuvo la osadía de pisar la tierra.

Para seguir adelante necesitamos tiras reactivas que aplicadas en la piel nos digan si tenemos Covid, cámaras térmicas a la entrada de los colegios y lugares de trabajo, medicina a la carta que con métodos cuánticos resuelvan problemas de años en un mes, reciclajes de aires y aguas potables , residuales, de mares y ríos, vertederos transformados en plantas de energía y de compuestos poliméricos que surtan de materiales de construcción, creación de fibras artificiales , y cuidado de todo lo natural, ingenierías de potenciadores de especies y materiales que no esquilmen los recursos sino que los creen, potenciar el artificio tecnológico para salvar y recuperar todo lo natural que nos quede; es decir, investigación al servicio del ser humano .

Pero de nada sirve toda la capacidad tecnológica si no hay una eficiente asignación de recursos , y para ello necesitamos una evolución política enorme, donde los gestores públicos estén encaminados, no a buscar muertos en las cunetas y a cambiar el nombre de las calles , sino a resolver problemas con creatividad y aprovechando y orientando el desarrollo a la mejora de la calidad de vida, es ahí donde se unen los grandes orientadores del largo plazo estatal, que se ocupen de conectar los planes de Educación con las necesidades humanas y del desarrollo de productos de las empresas, la migración humana a los lugares donde hace falta para repoblar zonas avejentadas y no engrosar las colmenas de las grandes ciudades, o cuidar del medio ambiente, y por otro lado, los gestores locales preparados para priorizar los problemas públicos y buscarles solución en el menor espacio de tiempo.

Con competencias bien claras , sin trocear, que llevan a absurdos ineficientes como que unos por los otros la casa sin barrer.

Todo un reto apasionante , ¡no creen!

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