Tradiciones

Hay quienes se empeñan en borrar cuantas tradiciones y recuerdos no sirven a su particular causa. Suelen ser los mismos que más celebran sus tradiciones y más veneran a sus líderes. Pretenden borrar o cambiar determinadas hojas del libro de la historia , para que las nuevas generaciones sólo aprendan aquello que a ellos interesa. La prueba más clara de lo que digo es el interés que se percibe en borrar nuestras tradiciones navideñas.

Se sustituyen los villancicos por otras manifestaciones musicales que nada tienen que ver con esta fiesta. Poco a poco están desapareciendo los famosos belenes que antaño llenaban nuestras ciudades. Se abandona el apoyo a grupos de campanilleros que alegraban las calles de Andalucía. Y miles de cosas que buscan recluir la Navidad cristiana a las casas particulares y a las Iglesias. Y dicen que todo esto se hace para no herir sensibilidades. Pues personalmente creo que todo esto sucede por culpa de los cristianos entre los que humildemente me incluyo. ¡Me explico!

La Real Academia Española ha incluido recientemente en el diccionario la palabra « buenismo ». Y la define como la «actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia». Y yo creo que los cristianos estamos pecando de «buenismo». De la misma manera que criticamos al gobierno actual cuando no defiende el ideario de centro derecha democrático con la energía y convencimiento que todos esperábamos, igual nos puede estar pasando a los cristianos cuando de defender lo nuestro se trata. Vamos, que nos estamos convirtiendo en unos acomplejados que con la excusa de respetar las cosas de los demás olvidamos el respeto que nos debemos a nosotros mismos y a nuestras tradiciones. Es decir, que lo que razonablemente criticamos de la política, puede estar sucediendo en nosotros sin querer darnos cuenta.

Un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir. España y Europa han construido su mejor historia bajo la cultura cristiana. Cuando existe una corriente que busca acabar con determinadas tradiciones cristianas, es cuando Córdoba debería aprovechar el momento para conservarlas y apoyarlas como nadie, en la seguridad de que sería la garantía del mejor futuro.