Todo acaba

Déjense los analistas de floripondios ideológicos y de cursiladas de politólogo con pretensiones. Lo único que ha unido a los contrayentes es la determinación de poner al PSOE en la calle o, en su defecto, al abrigo de las numerosas diputaciones que controla. No hay ningún elemento de cohesión entre los socios coaligados del tripartito autonomómico más allá de la oportunidad histórica de ponerle una zancadilla al partido nación de Andalucía, de hacerle pupa allí donde más le duele. Todo lo que se escriba sobre programas de gobierno, reformas legislativas o cuestiones impositivas es una cuestión baladí, perder el tiempo. Qué no decir de las imposturas de la Reconquista y esas chorradas del dos de enero. Era una mera cuestión de números. Sumar para que Susana Díaz, o aquella persona que la sustituya, se siente en el banco de la oposición . El único elemento de relevancia que cabe tener en cuenta aquí es que el acuerdo permite que el PSOE salga del Gobierno de la Junta.

Sentadas estas bases, podríamos empezar a familiarizarnos con el sonido ambiente que nos va a llegar. Desde ayer, querido lector, vive usted en Mordor, la tierra donde mora el nacional-catolicismo , gobernada por un atajo de fachas que van a hacernos retroceder hasta la Edad Media. Ya saben: Andalucía volverá a ser una tierra de pandereta, toros y procesiones, como si en los últimos años no hubiésemos tenido de todo un poco. Pero quédense con la constancia, y esta creo que es cierta, que este nuevo gobierno andaluz nace con la fecha de caducidad impresa , como los yogures, en lo que viene a ser el culo. Sabemos que saldrá por la puerta porque todo se acaba. Y volverán los de antes y se cambiará de políticas y habrá alternancia. Y por una vez empezaremos a considerarnos, a nuestra manera, como los demás.