Supervivencia

Claro que, en realidad, estamos hablando de empresarios e instituciones privadas, en su mayor parte, que es como mentar la soga en casa del ahorcado. Ya lo ha dicho el concejal García sobre la empresa que otra vez gestionará el espectáculo de luz y sonido del Alcázar : «No van a tocar la caja». He ahí la clave de bóveda: la caja .

No todo va a ser negativo, ya que el asunto, al menos, parece que encara su resolución gracias a la reunión que doña María Isabel, nuestra alcaldesa , mantuvo días atrás con el Consejo del Movimiento Ciudadano en su despacho, junto con el concejal García —no confundir con el concejal De Gracia —, para abordar el nuevo modelo turístico de la ciudad. Nadie mejor que un vecino no elegido democráticamente por sus otros vecinos que no lo han visto nunca por el portal o la calle, ni le han votado a esos consejos, para representar al verdadero cicerón de Córdoba. ¿Qué sería de nosotros sin el partido vecinal...? Con la de asuntos que están desatascando o entreteniendo en la saturada agenda de la alcaldesa , sin necesidad de la oposición, que se pega al hígado como la grasa, aunque la vote la gente.

El empeño de estas iniciativas privadas agrandan aún más la sombra de la gestión pública. Lleva n diecisiete años intentando en balde activar un centro de congresos idóneo para las posibilidades que en Córdoba tiene este segmento turístico. El mismo tiempo o más dando rodeos acerca de un recinto ferial (Ifeco, Rabanales, Parque Joyero...), para acabar siempre en la misma esquina de los Llanos del Pretorio. Embadurnados en palabrería e ingeniería propagandística . Huérfanos de resultados. Sin apenas resortes o agilidad para afrontar entuertos burocráticos de enjundia.

Algunos empresarios han desarrollado ya piel de cocodrilo , inmune al desaliento y la irritabilidad del entorno. Han aprendido a vivir en el desierto sin necesidad de entrar en la rueda del poder, en la corte de los intereses, en el Edén. Y con es e instinto de supervivencia logran capear el temporal como pueden y poner de manifiesto las múltiples posibilidades que aún llegan a nuestra ciudad, pese a las señales que cada día se van multiplicando en sus entradas para restringir el acceso o invitar al paso de largo. La penúltima etiqueta apunta a la «masificación» (¿) turística de Córdoba, una grave problema del que el sector hotelero, hostelero, comercial o taxista vienen dando cuenta de forma constante.

Ni una plaza de toros, ni unas naves de un polígono industrial ni el Real Círculo de la Amistad están concebidos para alberga congresos y ferias. Pero, al menos, ayudan a sobrevivir .