Crónicas de Pegoland
El codo en el barril
En algún momento, habrá que relajar la visión normativa del uso uniformado de la calle
Una terraza en Córdoba en la desescalada
De todas las medidas estólidas que se han puesto en marcha en estos días, la determinación de denunciar la colocación de barriles, mesas altas y barras adosadas a la fachada de los bares se ha determinado como la más estúpida posible , solo ... a la altura de aquella idea tan estupenda de encerrarnos a todos pero dejar las peluquerías abiertas para que la gente pudiese frotarse bien el cuero cabelludo. Tan espeluznantemente tonta ha tenido que ser que en la Gerencia de Urbanismo ya aseguran que esta vez no han sido. Que la cosa les ha venido puesta por instancias superiores. Y que si son superiores, mejor hacerles casito por la cuenta que nos trae. En estos momentos, así es la cosa, pueden sentarse en torno a una mesa hasta diez tíos como carros oliéndose bien los sobacos pero una pareja no puede, con la debida distancia, decirse en pie cómo le han ido las cosas durante el día, pagar y marcharse.
Barriles, mesas altas y barras de pared han estado siempre prohibidas en Córdoba pero no por las razones que ustedes creen. En el caso de las barras, existe una prohibición de que existan adosados a muros exteriores por debajo de los 2,20 metros de altura para evitar que las personas ciegas tengan problemas para seguir la línea de fachada. Lo mismo ocurre con el resto de elementos cuya prescripción obedece a esa norma de respeto a la accesibilidad. La norma siempre ha tenido un mal avío con la realidad de forma que tanto o más puede toparse un invidente con un barril que con una mesa de velador tradicional porque depende, básicamente, de la existencia de espacios suficientes para pasar y de la buena educación del personal que colabore con aquel que se encuentre en un aprieto. En consecuencia, la prohibición se ignoraba consuetudinariamente.
Aseguran en el Ayuntamiento que esto de los barriles , las mesas altas y las barras de pared le ha venido puesto, probablemente, por una concepción del uso de la calle que debe funcionar estupendamente en Burgos pero que se aleja de los usos y costumbres locales. Puestos a desescalar, lo mejor es que la gente lo haga lo más alejados los unos de los otros que sea posible. Y en esas instancias, nada como el uso andaluz , mediterráneo, de disfrutar un rato de pie aplicando distancias debidas.
En el ABC de hoy aparecen una serie de buenos amigos propietarios de esos bares de pequeña superficie que vuelcan a la calle la actividad no como una apropiación sino como una fórmula de disfrute de la ciudad. Son sitios como E l Correo, La Platería, El Palquillo o Santos , lugares que dependen de que la autoridad relaje la raja para admitir otro tipo de usos más allá de los específicamente ordenados y que forman parte de la normalidad más absoluta . En el momento en que sea sanitariamente sensato, cuando no suponga un mayor riesgo que cien mil «runners», alguien deberían pensar en salvar algo de lo que merecía la pena de la antigua normalidad para que la nueva merezca la pena.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras