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DESDE MI RINCÓN

Son personas

Hay una gran bolsa de ciudadanos que sobrevive en una situación de gran carestía económica y afectiva

Dos voluntarias atienden a una persona en la casa Madre del Redentor, de Cáritas Diocesana de Córdoba Valerio Merino
José Luque

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Entre los versos que dejó nuestro poeta Ramón de Campoamor hay una cuarteta que traigo a esta columna para hablar sobre algo que me sorprendió la pasada semana. Sentenciaba el filósofo de lo cotidiano que «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira; / ... todo es según el color / del cristal con que se mira». Vivimos en un mundo donde sólo existe aquello que sale en televisión. Para conocer la verdad debemos informarnos mejor, evitando que un solo canal de información pueda darnos una falsa apariencia de la sociedad en la que nos movemos. Hablando de Córdoba estaremos de acuerdo que gracias a Dios vivimos en un una maravillosa ciudad que forma parte de España, país encuadrado en lo que denominamos «primer mundo», es decir, en uno de los países más desarrollados de la Tierra. Esto no admite discusión. Pero ser conscientes de esa realidad no nos debe impedir saber si algo, por oculto, se nos escapa.

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