El olivar y el almendro le ganan terreno a los cultivos herbáceos en las explotaciones de Córdoba

Los datos son elocuentes al respecto. Según las estadísticas oficiales publicadas por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural , las fincas dedicadas al cultivo de trigo en 2015 (último año disponible) se situaban en un área que acaparaba unas 84.310 hectáreas, 4.766 menos que un lustro antes, lo que supone un descenso del 5,3 por ciento. Por su parte, el girasol sufrió ese periodo una caída del 7 por ciento, hasta quedarse en unas 46.868 hectáreas. En contraposición, el olivar ha ganado en esos cinco años 1.422 hectáreas (+0,4%) y el almendro , 232 (+34%).

Desde Asaja Córdoba achacan esta realidad a razones puramente económicas. Su secretario general, Rafael Navas , informó de que «la baja rentabilidad de los cultivos tradicionales de la campiña, como son el trigo duro y el blando y el girasol, está provocando que muchos agricultores apuesten por otros productos, fundamentalmente el olivar y, en algunos casos, la almendra, que, además aportan una mayor estabilidad de cara al futuro».

El dirigente agrario explicó que esta tendencia se ha intensificado en Córdoba en los últimos años a pesar de que las ayudas públicas son las mismas, a lo que ha contribuido que la transformación es un proceso « relativamente sencillo », en cuanto a la preparación de la tierra, la plantación de los árboles y, si la zona es de regadío, la colocación de la instalación correspondiente. «Nuestras previsiones son que en los próximos años continuará esta tendencia , sobre todo para el olivar», aseveró Navas.

Recientemente se han conocido las previsiones para la próxima campaña de recogida de la almendra. En el caso de Córdoba, se espera llegar a las 711 toneladas este año, un 18,5 por ciento más que en 2016, cuando se rondaron las 600 toneladas. En seis años la recolección de este fruto seco se ha triplicado en la provincia. Uno de los mayores cambios que ha vivido este cultivo es su rendimiento, pasando hace algunos años de 400 kilos por hectárea a explotaciones más nuevas con hasta 1.700 kilos.