Pasar el rato

Si hubiese buen señor

En plena crisis sanitaria el frívolo de Sánchez aprovecha para hacerse propaganda con su insufrible vulgaridad retórica

Pedro Sánchez, en una reciente comparecencia pública ABC

España es un gran país, dirigido por unos pequeños gobernantes. «¡Dios, qué buen vasallo, si hubiese buen señor!» Las grandes conmociones no hacen listos a los tontos, ni honrados a los sinvergüenzas, ni útiles a los inútiles. Aprovechando que el coronavirus pasa por ... España, que es un subterfugio propio de quien tiene alarmada a su conciencia, Pedro Sánchez ha confinado a Pablo Iglesias en la comisión que controla el CNI. Iglesias es un contaminador político, y por donde pasa su coleta no vuelve a crecer la hierba de la decencia. La doctrina social de Iglesias se resume muy bien en estos versos de Pessoa: «Ojalá fuera el polvo del camino / y que los pies de los pobres me estuvieran pisando…» La vida del nuevo espía es un canto a la austeridad económica y el amor a los pobres. Desde el CNI podrá amarlos más aún. Por si se hiciera necesario indultar al coronavirus , Sánchez previsor publica en el BOE del pasado sábado una medida terapéutica sobre la «reanudación del procedimiento para solicitar la gracia del indulto». No sólo de dolor y muerte viven los españoles de esta hora. También hay que atender a la urgencia nacional del indulto.

En aquel tiempo, ese hombre abyecto que se llama Rodríguez Zapatero le confió a un periodista propincuo que a su gobierno le convenía que hubiera tensión en España. En este tiempo, en cambio, no hay tensión en España. Hay tragedia . Que el frívolo Sánchez aprovecha para hacerse propaganda con su insufrible vulgaridad retórica. Se ha especializado en monólogos anestesiantes, que evitan las discusiones, tan molestas para sobrellevar la reclusión. Es un omnívoro moral. Digiere con facilidad cualquier bajeza . Incluso sus votantes saben ya que este gobierno queda muy por debajo de este pueblo. Por muy remotas causas que ahora no entendemos, pero están en la historia, el gran Sánchez y su náusea barrerán en las próximas elecciones. Vive mucha gente de la decepción política. La tensión, ahí está el secreto de tantas biografías públicas sin nivel y sin grandeza. Sánchez y su igual, Iglesias, están más cerca del reino vegetal que del género humano. El estiércol estimula el crecimiento de las plantas de jardín.

Saldremos adelante , si exceptuamos a los que no saldrán adelante. Entre todos venceremos al mal, menos los que hayan sido vencidos por el mal. Los discursos vulgares no sirven para nada. Enrarecen aún más el ambiente. Callar, mirar, sentir, ayudar. Hacer. Sumergirse en el ancho mar del dolor ajeno, ignorando el propio, como hacen tantos h éroes que nos emocionan cada día , y de los que únicamente conocemos el corazón que ponen en sus asuntos: médicos, enfermeras, todo el personal de la sanidad, policías, soldados, cuidadores de los más desvalidos, empleados de farmacia y de supermercado, vecinos de barrio y de escalera, y tantos otros de cuya grandeza moral nunca tendremos noticia. Es esa gente ajena a sus propias necesidades, indiferente a la prisa y a la fatiga, la que está impidiendo que el mundo estalle como un forúnculo, mientras otros golpean estúpidamente cacerolas republicanas, para que se oiga bien en los hospitales, como si estuvieran haciendo sonar sus cerebros. Que Dios bendiga abundantemente a los verdaderos héroes de la patria. Cuando el coronavirus se vaya, como un mal sueño, quedará en nuestra memoria la sublime lección de humanidad que nos han dado los mejores. Y una lección política por la que habremos aprendido a amar a nuestro pueblo y despreciar a sus dirigentes.

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