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Pasar el rato

Publicidad y fama

Los famosos creen que por haber escrito un libro tienen autoridad para opinar de lo divino y de lo humano

Público en la feria del libro de Córdoba Valerio Merino
José Javier Amorós

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La noticia más importante que hay en Córdoba esta Navidad es el virus que viene de China. En estos días gozosos somos la familia y uno más, que no había sido invitado. Inmediatamente después, la noticia más importante de Córdoba es la fama de ... los famosos de variada procedencia, que habitan en los medios de comunicación y en las redes para cazar pajarillos bobos. Se acaba el año y aparecen inevitablemente los famosos. Como un virus. También en Córdoba, a pesar de su señorío de vieja dama escéptica y exigente. La fama de la que uno habla es consecuencia de la publicidad, no de la calidad. Es el resultado de exponer el cuerpo y el alma a la contemplación pública, como chacina en un colgadero. La fama de los escritores es más fugaz que la de los cantantes y los cocineros. Quizá porque los escritores famosos tienden a confundir las cosas, y creen que haber escrito un libro les habilita para opinar con autoridad sobre lo divino y lo humano. De lo que no saben necesariamente más que sus lectores. La fama depende del tiempo de exposición a la curiosidad ajena. Curiosidad que no existía previamente. De manera que todo es forzado, la exposición y la curiosidad. La publicidad crea el mundo moderno y la publicidad lo explica . La gente que consume publicidad tiene el cerebro acostumbrado a la pereza. En él se puede vaciar cualquier cosa, desde una buena compresa hasta una mala novela, de un licor a un diputado, los dos sirven para embotar el sentido moral del prójimo. Todo se compra y todo se vende. El precio lo determina la duración del embobamiento del espectador .

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