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Rafael Ruiz - Crónicas de Pegoland

El indignado

Es él. El que lo sabe todo. El que siempre tiene el ceño fruncido. El que ha dejado la medicación

No se entiende España y sus vastas plurinacionalidades sin la figura sociológica del indignado. Y no, no se trata del muchacho de perro y rastas que clamaba por la paz mundial tirado en Sol o en cualquier otr a plaza en nombre del ... soberano pueblo (de todo el pueblo, de la gente) hasta su toma de posesión como diputado en Cortes. El indignado se ha hecho global , oceánico, de forma que arremete desde izquierdas y derechas cual si estuviese delante del mismito demonio a cada paso que da la vida. Al neoindignado o indignadito se le conoce porque tiene mala baba y habla o escribe como si acabase de dejar la medicación. Como si al pobre le faltase un tornillo o su ración diaria de Xanax para dejarlo tranquilito en el sofá. Ante la tele. Elijan ustedes la cadena.

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