DEPENDE...

La guinda o el pastel

Los alcaldes de Vigo o Málaga no obtienen mayorías por las luces de Navidad sino por su gestión

Montaje del alumbrado en la calle Cruz Conde de Córdoba Valerio Merino

No es imprescindible ser un infatigable viajero para saber que, llegada la Navidad , prácticamente todas las ciudades del mundo , y mucho más las muy turísticas, se engalanan y adornan de un modo especial. La televisión y las redes sociales nos convierten ... a todos en visitantes ocasionales de Nueva York, París, Venecia o Viena y, con mayor o menor intensidad, con más o menos gusto, todas visten sus calles con ocasión de unas fechas y un acontecimiento, el nacimiento de Jesús , que hasta los más recalcitrantes agnósticos respetan y celebran.

El equipo de gobierno surgido de las elecciones de mayo decidió desde el primer momento hacer un esfuerzo especial en la decoración y en la iluminación de las calles durante la Navidad . Se trata de una decisión lógica después de cuatro años de tinieblas, que en estas fechas resultaban insultantes, y de la desidia del equipo anterior que incluso sus más entusiastas defensores criticaban y que comerciantes y peatones denunciaban. Mejorar la iluminación de Córdoba , la del centro y los barrios, era y es una necesidad acuciante; esforzarse en estas fechas un acierto. Bienvenida sin duda la idea.

Pero si la idea es razonable, no tanto lo parece la elevación a la categoría de principal logro de estos seis primeros meses de legislatura que, en algún momento, ha parecido hacerse: hay logros relevantes de los que presumir, desde el acuerdo para la bajada de impuestos a la mejora en la agilidad en la concesión de licencias y tambores de fracasos por los que preocuparse como la errática política turística o la gestión del área de deportes. Es preocupante que las áreas con problemas recurrentes de gestión sean de Ciudadanos y que el esquema de dos gobiernos que padecimos vuelva.

Puede afirmarse que la relevancia dada al llamado espectáculo de luces y sonido que se adivina por la estructura que ocupa apenas la mitad de Cruz Conde es una exageración; es desorbitado afirmar que permite recuperar la autoestima como ciudad: muy barata la tendríamos; es extremado creer que tal espectáculo convierte a la ciudad en un destino turístico navideño especial, mucho más después de ver, sin ir muy lejos, la apoteosis de Vigo o la calle Larios ; y es hiperbólico afirmar que tendrá un impacto de un millón de visitas, número de visitantes a la ciudad de los cuatro patrimonios de la Humanidad a lo largo del año. Córdoba tiene una riqueza monumental, cultural e histórica difícilmente igualable. Es de agradecer que la ciudad presente un aspecto acogedor y agradable durante unas fiestas especiales. Pero sumarse a una carrera un tanto alocada de vatios y decibelios en competencia con ciudades que carecen de aquella riqueza, generando unas expectativas que difícilmente se cumplirán, no parece la mejor elección. Copiar no es malo, pero puede llegar a serlo cuando no se elige bien qué copiar. Los alcaldes de Vigo o Málaga no obtienen mayorías por las luces de Navidad sino por su gestión y la transformación de sus ciudades: las luces son la guinda, no el pastel.

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